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Victoria del sentido común. Gracias a la puesta en marcha del Supercampeonato R5 que la FGA va a llevar a cabo en 2020, con el beneplácito de empresas de ámbito privado como es el caso de Recalvi y Pirelli, la entidad gallega dio voz a un buen número de equipos y pilotos interesados en dicha propuesta. A raíz de estas convesarciones, pronto llegó la controversia, y es que un grupo de deportistas solicitó a la FGA el cambio de normativa para los R5.
La intención no era otra que buscar implantar en el regional gallego una normativa acorde con la FIA para restringir así el rendimiento de los coches de la categoría R5, intentando igualar las prestaciones a la legislación deportiva internacional. Por ello, la entidad que preside Iván Corral ha comunicado que desde el primer rallye del 2020, todos los R5 gallegos deberán volver a instalar las conocidas válvulas pop-off.
Además, desde la comisión técnica responsable también han abierto la puerta a que sean los propios pilotos los que decidan si montar o no los catalizadores en sus respectivas unidades. Una pieza que con el paso de los kilómetros alcanza temperaturas muy elevadas y podría causar incendios al entrar en contacto con la vegetación. Una demanda, que desde los equipos también han hecho saber al presidente de la Federación.
Por la contra, las reglas de juego para los N5 no se verán alteradas en 2020. Así pues, todas las monturas que compitan bajo la normativa pertinente para estos coches podrán decidir si equipar o no la válvula pop-off, pudiendo, junto con la instalación de nuevos mapas electrónicos y el uso de combustibles como el etanol, incrementar las prestaciones de sus vehículos para reducir las diferencias de prestaciones con los R5.