Canarias se tiñe de luto por el fallecimiento de Paco Romero, uno de los pilotos más influyentes en la historia y desarrollo del automovilismo en la región. El también empresario grancanario no pudo derrotar a la enfermedad contra la que llevaba meses luchando. La triste noticia de su muerte ha generado una ola de muestras de cariño en redes sociales hacia su familia y el recuerdo de un apasiando de los deportes de riesgo.
La trayectoria de Romero al volante de vehículos de competición comenzó allá por la temporada de 1988, en la que junto a Francisco Javier Alonso se puso a los mandos de un Toyota Land Cruiser. Las especiales sobre grava fueron las escogidas por un hombre que progresaría a velocidad de vértigo. En su cuarto año en activo lograría su primera victoria con un Mitsubishi Montero. Unas pocas campañas después llegarían los títulos.
Dos monturas destacan en el palmarés de Romero. Por un lado, el Toyota Celica Turbo 4WD con el que se proclamó hasta en tres ocasiones campeón autonómico de rallyes de tierra. Asimismo, consiguió imponerse en dos eventos valederos para el campeonato nacional. El otro vehículo que resalta en su historial es el Mitsubishi Lancer Evo VIII con el que, de la forma más inesperada, cerró su exitoso currículum en las islas.