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Al que me hubiera contado la noche entera que el Rallye Sierra de Cádiz iba a desarrollarse de esta manera, le hubiera dicho lo mucho que le afectan los aires de las montañas. De hecho, varios son los que no esperaban un día así, entre ellos Francisco Jiménez y Alberto Chamorro, quienes se proclamaron vencedores ante Pedro Cordero – Francisco Cruz y Alberto García – Francisco Montes, un resultado que los pilotos de Plemar Sport no vislumbraron del todo hasta el final del segundo bucle, cuando eran segundos tras José Antonio Aznar y José Crisanto Galán, quienes mantuvieron el liderato hasta que el cambio del Porsche 997 GT3 no dio para más.
La jornada comenzaba en El Bosque, donde los pilotos estaban alojados. Las ganas de comenzar el rallye eran patentes en algunos, quienes iban decididos hacia la zona de reagrupamiento antes de recordar que el casco y el HANS seguían en el hotel. Una vez todos los pilotos estaban ya en el sitio, las primeras unidades comenzaron a salir hacia el TC-1 (Zahara – Grazalema), subiendo desde El Bosque hasta Prado del Rey para dirigirse a la salida. Las sorpresas de este rallye comenzaron desde bien temprano: Cordero anotaba el primer scratch del día, pero en el TC-2 su rueda trasera golpeaba algo en la carretera y pinchaba, dejando además la llanta dañada y parte de la carrocería desconchada. Además, acumuló una penalización de treinta segundos por tardar tres minutos antes del TC-3, donde aguantó todo el tramo con un neumático que llegó al reagrupamiento casi vacío. Por otro lado, Aznar sufría problemas con la caja de cambios desde un comienzo, por lo que se vio obligado a cuidar la mecánica.
Mientras tanto, gracias a la amabilidad de un miembro de la sala de prensa, conseguí la acreditación – completamente por accidente. Atónito, supuse que lo que iba a ser un rallye como espectador se había convertido en recoger declaraciones de los protagonistas. Así pues, comenzó el segundo bucle, en el que Cordero comenzó a luchar con neumáticos gastados y, con los problemas del cambio de Aznar más un trompo, Jiménez y Chamorro veían posible la victoria. Así fue como el Sierra de Cádiz se convirtió, como dirían ambos pilotos de Porsche, en resistencia pura. De hecho, tanto pilotos como copilotos llegaban agotados al service.
Restaba el último bucle, con dos pasadas a Benamahoma – Grazalema y la última a Benaocaz – Ubrique. Mientras me dirigía al TC-6/8 (un camino de cinco kilómetros de auténtico senderismo junto a un río une El Bosque con Benamahoma – que luego hubo que recorrer de vuelta), el Porsche de Aznar perdió las tres primeras marchas, obligándole a abandonar antes del TC-7 para preservar lo que quedaba de su caja de cambios. Esto dejaba a Jiménez con una ventaja de veintiún segundos sobre Cordero, quien anotaba un podio pese a todo. Tal como prometió, no se rindió.
Tras un TC-8 sin sorpresas mayores, Jiménez – Chamorro, Cordero – Cruz y García – Montes se dirigieron hacia el polideportivo de El Bosque, donde tuvo lugar la ceremonia de entrega de trofeos. Así fue como acabó un Sierra de Cádiz, demostrando que en los rallyes la resistencia de la mecánica y la tenacidad detrás del volante marcan la clave.