Hace siete meses le diagnosticaron un tumor. La aparición de esa enfermedad condicionó notablemente el curso de Nani Roma, uno de nuestros representantes fijos en el Rally Dakar. El de Folgueroles, ya recuperado del cáncer, regresaba este fin de semana a la competición de forma oficial. Escogió la Copa de España de Rallyes de Tierra para recuperar sensaciones y terminó reencontrándose con el cajón más alto del podio.
El catalán, un especialista en los desiertos que pule su velocidad en las carreteras de grava españolas, estrenaba en Granada un Volkswagen Polo GTI R5. Sin tiempo apenas de adaptarse a la montura gestionada por ARVidal, inició su aventura en Andalucía con el mejor registro en el Tramo Cronometrado de Calificación. Y no, no fue un espejismo. Roma traslado ese estado de forma a las especiales del sábado, las de verdad.
Por la mañana topó con un hueso duro de roer, el finlandés Mikko Heikkila. La estrella internacional de la cita nazarí impuso un ritmo de infarto con el Skoda Fabia R5. Su experiencia en el Campeonato del Mundo se reflejaba en la clasificación, pero la segunda pasada por el recorrido espectáculo le borró del mapa. Una avería le obligó a abandonar. Esta inesperada baja presentó a Roma una jugosa oportunidad para aprovechar.
Lo hizo. Ni el fragor de la batalla por el título en el certamen nacional restó brillo a un Roma que se superó a sí mismo. No acusó inactividad alguna, tampoco el desconocimiento de la montura. Al comienzo de la tarde reforzó su liderato y en la sección final cedió el protagonismo a quienes luchaban por el premio de una campaña. Si había incógnitas sobre su rendimiento, ék se encargó de disiparlas con un convincente triunfo.