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Mikko Hirvonen acabó el Rallye de Chipre, prueba puntuable para el Campeonato Europeo de Rallyes, escalando hasta la tercera posición final. Se trata de un retorno del finés al podio de una prueba internacional de rallyes, algo que no ocurría como tal desde su retirada de la primera línea de fuego del Mundial de Rallyes.
Hirvonen, a los mandos del Ford Fiesta R5 del equipo MM Motorsport, llegaba a una prueba en la que llegaba sólo con el objetivo de disfrutar de la conducción del coche, ya que solo había pilotado un R5 (este mismo, además) en un rallye en Estonia unos meses atrás. Por tanto, en ningún momento fue con el mismo ritmo característico de sus años en el WRC, donde llegó a ser subcampeón mundial hasta en cuatro ocasiones, uno de los grandes rivales de Sébastien Loeb.
Durante buena parte del rallye rodó fuera de las cinco primeras posiciones, entrando en el Top 5 al adelantar a Lukasz Habaj y tras el abandono del vigente campeón europeo Alexey Lukyanuk por problemas en la bomba de gasolina. Hirvonen acabó el rallye en cuarta posición y como tal no subió al podio absoluto en la ceremonia de entrega de premios – no obstante, más tarde se confirmó que el Skoda Fabia R5 de Simos Galatariotis no estaba en el parque cerrado por lo que fue excluido, lo que llevó a que Hirvonen acabase tercero.
En los últimos años Hirvonen se ha centrado sobre todo en los raids, participando en varias ediciones del Dakar y otros eventos de gran categoría junto al equipo X-Raid, por lo que se le ha visto en menos rallyes. Además de su podio en la pasada edición del RallyLegend, su último podio en un rallye internacional fue en el Rallye de Gales de 2014, retirándose del mundial con un segundo puesto con el Ford Fiesta RS WRC de M-Sport.