La cima de la montaña que trata de escalar ha crecido unos metros. Después de dos días en los que reducía la distancia a marchas forzadas, su predecesor le ha respondido. A pesar de este parón puntual a la remontada, Sébastien Loeb sigue aplicándose al máximo a los mandos del Hunter BRX T1+. Ayer el Toyota de su rival mostró unos signos de debilidad que se podrían repetir en las próximas jornadas. Permanece al acecho.
Aunque el resultado al arribar a meta no fue el esparado, el alsaciano comaprtió su satisfacción por completar una cronometrada más sin mayores contratiempos: "Hemos realizado una bonita especial, atacando fuerte y sin sufrir ningún problema particular, salvo un pequeño pinchazo. Intenté ser agresivo en la zona de piedras, necesito recuperar tiempo. No tuvimos que cambiar la rueda. A excepción de esto, ha sido un buen día".
Remando contracorriente en su batalla por el triunfo con Nasser Al-Attiyah, Loeb asume que se encuentra en una misión complicada, pero no imposible: "No era una etapa en la que se pudiera realmente conseguir grandes diferencias de tiempo. No nos queda mucho más que hacer, así que seguimos atacando. No estamos en posición de realizar cálculos, ya que nuestro retraso frente a Nasser es muy grande. Ya veremos al final".