“Rally Dakar es "desastroso" para los sitios indígenas chilenos”, así titulaba Telesur, uno de los medios peruanos de referencia, una noticia en la que se habla de las quejas por parte de “Los arqueólogos y comunidades indígenas de Chile”, que alegan grandes pérdidas arqueológicas en el Desierto de Atacama.
Lejos de ser este el verdadero motivo, o al menos el más importante, el desembolso económico que supone albergar la prueba dakariana, desembolso que no fue posible realizar en 2016 y por el cual quedaron fuera del recorrido por primera vez desde que este se disputa en Sudamérica, puede ser el verdadero problema, ya que la ASO exige en torno a unos 5 millones de dólares mientras que las autoridades chilenas se niegan a pagar por tener el Dakar en sus tierras alegando que el paso de la prueba por Chile es beneficioso a partes iguales. Como bien apunta Emol, diario referente de la zona. Esta negativa unida al interés y la posterior incorporación de Perú a la prueba hacen que Chile tenga hoy menos opciones que nunca de tener alguna etapa dentro del itinerario del Dakar.
Esta política de austeridad con los eventos deportivos además de al Dakar podría afectar al rallye que aspira a entrar al calendario del WRC en 2019 y que también se disputará en algunas zonas cercanas al Desierto de Atacama, por lo que la organización de la prueba muy probablemente tenga que lidiar con los mismos problemas que el Dakar.