Principalmente, porque tiene una calidad superlativa. Es rápido, y mucho. Lo demostró siempre, y aquí, en concreto, desde que dio un golpe sobre la mesa en el primer tramo que pocos pudieron encajar. Pero, sobre todo, porque no falla. Y casi todos los demás si lo han hecho. Por eso se ha aupado al escalón más alto de la pirámide azteca.
Mikkelsen comenzó muy fuerte, al igual que Sordo, plantando cara a Ogier en los primeros compases del rally. Luego fue Meeke quien, tras la debacle mecánica de Hyundai, presionó al francés incluso llegando a liderar el rally. Hasta que desllantó un neumático y también se alejó de la lucha por la victoria.
Ogier pinchó en el TC10, tramo que fue neutralizado mientras el francés rodaba por la especial debido a la salida de pista de su compañero Esapekka Lappi, minimizando así la pérdida de tiempo. Y luego se tragó 40 kilómetros de tramo cronometrado sin rueda de repuesto, corriendo el riesgo de abandonar si volvía a tener un pinchazo, y además acrecentando la brecha con sus perseguidores. Así es Ogier, y por eso es Ogier. Encapsulado, junto al Citroën, en una atmósfera que repele problemas o, de haberlos, los solventa airoso en su mayoría.
De aquí en adelante, sólo Elfyn Evans se convirtió en amenaza -aunque tímida y lejana- para el trono de Seb. Actuación sólida y destacable del galés, que está demostrando buen ritmo y mayor seguridad que Suninen, su compañero en Ford, en este inicio de campeonato. Evans fue cediendo terreno y luchó hasta el último día con Tänak por el segundo escalón, que finalmente fue a parar a manos del estonio de Toyota.
Ott Tänak, por su parte, sufrió abriendo pista y fue goteando unos segundos que le alejaron, paulatinamente, de la posibilidad de plantar cara a Ogier. Al final, un segundo puesto de valor que le mantiene en la comba del campeonato.
Sin embargo, y a pesar de lo dicho, siempre tuvo más ritmo que un Thierry Neuville que no estuvo a gusto ni encontró confianza en el Hyundai en buena parte del rally. Los fallos y abandonos de los de delante le han permitido alcanzar un cuarto puesto que le salva, más o menos, sus muebles.
Ogier (5), Meeke (4), Neuville (3), Sordo (2) y Lappi (1) conformaron las cinco primeras plazas del Power Stage. Esto deja la clasificación con Tänak (65), Ogier (61), Neuville (55), Meeke (31) y Evans (28), copando el quinteto de cabeza del WRC tras tres rondas disputadas.
En WRC2, victoria holgada para el local Benito Guerra, que libró una bonita batalla con el joven Marco Bulacia (18) hasta que éste pinchó y se descolgó de la lucha.
En cuanto a los nuestros, más que interesante ritmo de Sordo-Del Barrio, que aunque se beneficiaban de su retrasada posición de salida, en las segundas pasadas del primer día fueron casi los únicos en tratar de tú a tú a Sébastien Ogier.
Marc Martí, copilotando a Ricardo Triviño en el Fabia R5, finalizó en tercera plaza dentro del WRC2. Peor suerte corrió Axel Coronado en el baquet derecho del Fiesta R5 de Pedro Heller, teniendo que abandonar, definitivamente, en la última jornada del rally.