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Hace un año, Sébastien Ogier logró en el Rallye de Turquía su última victoria con el equipo Citroën, tras aquella alegría vendría la frustración de un final temporada que terminó con su salida, por la puerta de atrás, rumbo a Toyota y con la retirada de Citroën del Mundial de Rallyes.
Pero un año da para mucho -y más este 2020 con la pandemia de la Covid-19-, y la próxima semana el WRC regresa a Marmaris con un escenario completamente diferencia a 2019. Líder del campeonato tras cuatro citas y con sólo tres para terminar la temporada, cada rallye es una final para Ogier y el resto de candidatos al título.
“Obviamente tengo buenos recuerdos de Turquía del año pasado cuando Julien y yo ganamos el rallye”, ha comentado el seis veces campeón del mundo. “Repetir este resultado esta vez no va a ser fácil: es un rallye duro para todos, pero para nosotros abrir pista será especialmente desafiante, estoy seguro. Pero estoy realmente emocionado de ver lo que podemos hacer con el Yaris WRC”.
Antes del pasado Rallye de Estonia, el equipo Toyota se desplazó hasta Grecia para recrear lo mejor posible las condiciones extremas de dureza que se encontrarán en los tramos de la cita otomana.
“Recientemente hicimos algunas pruebas muy buenas para prepararnos para el rallye, y creo que definitivamente hemos hecho algunas mejoras y algunos pasos hacia adelante con el coche, así que veremos qué hacemos”, ha añadido el piloto francés de Toyota.