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Que a estas alturas ya hayamos interiorizado que el calendario inicial 2020 del WRC no se va a cumplir no es una sorpresa, pero con el paso de las semanas todo indica que las grandes perjudicadas pueden ser las organizaciones a las que le tocaba rotar en esta temporada, entre ellas el RACC.
Sin atisbar aún el final del terremoto que a todos los niveles está produciendo el virus que se ha metido a la fuerza en nuestras vidas, sus repercusiones ya son irremediables en todas las actividades que disfrutábamos hace apenas tres meses. El deporte profesional ha sido muy perjudicado, a todos los niveles y en todas las especialidades, desde eventos de magnitud mundial, como los Juegos Olímpicos, hasta los campeonatos nacionales de diferentes especialidades, llevándose por el camino la temporada 2020 del WRC. No hay decisión tomada, a día de hoy, sobre el futuro del calendario, alguna cancelación puntual, como la de Portugal, y el aplazamiento sine die, de las pruebas restantes, muchas de las cuales muestran pocos visos de viabilidad si el circo vuelve a arrancar, esa es la realidad.
La decisión definitiva, que ya se está tomando en otras disciplinas de carácter internacional, podrá optar por dos vías, la de la cancelación definitiva o la de la remodelación del calendario, ambas alternativas apuntan a los mismos damnificados de cara a 2021, las que empezaban esta temporada las rotaciones, como Córcega, Australia o el RACC. A priori parece muy complicado que las pruebas introducidas esta temporada, como Safari, Nueva Zelanda o Japón, se lleguen a celebrar, aunque en los planes presentados por la FIA hace unos días seguían adelante en su programación. Hay muchos implicados que piensan que incluso las pruebas europeas tendrán especialmente complicado que lleguen a buen término.
En cualquiera de los casos, se termine la temporada como está o se haga un calendario parcial de aquí a final de año, parece lógico pensar que el Promotor del WRC y la FIA decidan dar una nueva oportunidad a las mismas el próximo año, ya que reintroducir el espectáculo del rally en estos destinos en una temporada tan complicada, no ayude a asentar a las organizaciones de cara al futuro. De esa misma lógica se puede desprender que las citas que salieron del calendario con la promesa de regresar al año siguiente, pueden ver postergada su incorporación con rango de prueba mundialista un año más.
De ellas, la que más nos preocupa, sin duda alguna, es el Rally RACC España – Cataluña. Lo que parecía una temporada de reinventarse a nivel nacional con su inclusión en el CERA, podría quedarse en un año en blanco, y un año 2021 sin Mundial no parece el mejor de los escenarios. Lo peor no es eso, sino que parar toda la maquinaria, la infraestructura, de una organización de este nivel es un desastre. Las estructuras hay que rodarlas, los patrocinadores no se consiguen de la noche a la mañana, pero sí que se “pierden” a esa velocidad si no hay movimiento y, por último, encontrar el apoyo de las zonas por las que discurre la prueba no es fácil, ni a nivel institucional ni económico y tras el parón sería complicado recuperar esos recursos sin una presencia continuada.
El RACC es una institución de primer nivel mundial, pero sin duda puede verse afectada por la incertidumbre económica que nos va a dejar el virus, crisis financiera y situación de mercado inestable, lo mismo que le sucederá a innumerables empresas de España. El RACC siempre ha mantenido una enorme fidelidad al deporte del motor en general y a los rallyes en particular, pero también debe de rendir unas cuentas anuales que sean satisfactorias, y aunque la repercusión futura de una prueba mundialista sea importante, la inversión económica y de recursos para sacarla adelante también. Las crisis hacen más cobardes las inversiones, sobre todo si se necesitan para otros aspectos fundamentales para la supervivencia de las empresas.
Igual que suponemos que la FIA y el Promotor tendrán consideración con las pruebas que ingresaban esta temporada, también deberían de pensar, antes de tomar una decisión de cómo acabar el año 2020, en las que tenían planeado volver en 2021. Deben de comprender que se corre el verdadero riesgo de que alguna de ellas pudiera desaparecer definitivamente del WRC si no se las cuida igualmente, y cuando ya no haya tantas organizaciones deseando entrar, ya no podrán recuperar a aquellas que dejaron caer del WRC. Poner en aprietos a una organización como el RACC, por lo que nos toca, no es buena política y hay que esperar a que se le tenga en cuenta en el 2021. No hay por ahora señales de ello, pero sería importante que el Rally RACC de España – Cataluña no fuera otra víctima del maldito virus.