Con un Campeonato paralizado desde la tercera ronda, el recortado Rallye de México (12- 14 marzo), los responsables del WRC buscan soluciones para ‘salvar los muebles’ de la temporada. La pandemia del coronavirus que se ha cobrado miles de vidas en el Planeta, mantiene en jaque a la especialidad. Sin duda, el calendario de 2020 se verá recortado drásticamente.
Ante esta delicada situación que golpea deportiva y económicamente a los equipos, la FIA y los promotores del certamen tratan de cumplir con los requerimientos de aquellos.
En este sentido, las tres principales escuderías del Mundial (Toyota, Hyundai y M-Sport-Ford) tienen sus sedes principales en Europa. Por ello, disputar el resto del curso en dicho territorio reducirían considerablemente los gastos logísticos y los viajes de esas formaciones y también de las privadas.
Los rectores del deporte se han fijado un objetivo de disputar unas cuatro o cinco pruebas durante la segunda parte de la campaña, completando un total de siete u ocho escalas.
En principio, la actividad se reanudaría después del verano y como decimos, en el Viejo Continente. Esto supondría retrasar el Rallye de Finlandia, programado para el primer fin de semana de agosto, hasta septiembre o quizás octubre.
Después llegaría el turno de los Rallyes de Turquía, Alemania y Gales-Gran Bretaña. Mientras, Cerdeña-Italia, aplazado hace un par de semanas, quedaría en el aire a la espera de encontrarle un hueco.
Mientras, los grandes damnificados serían las citas restantes en Nueva Zelanda y Japón. Debido a su lejanía y los gastos de viaje que representarían, lo más seguro es que se anulen, arruinando su sueño de regresar al WRC. Esa misma suerte podría correr el evento en Argentina, suspendido temporalmente hace dos meses y todavía a la espera de una decisión final.