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Todas las miradas estaban puestas en el transcurso del Rallye de Ourense. Administraciones públicas y federaciones pusieron este fin de semana el ojo en la cita inaugural del Campeonato de España de rallyes de asfalto. Una cita de especial interés en la que además, se estrenaba un estricto protocolo con el que se busca adecuar los rallyes a la nueva normalidad en la que vivimos. El primer rallye nacional de la era COVID.
En todo momento las autoridades sanitarias tuvieron la lupa puesta en el transcurso del rallye, llegando incluso a cancelar la ceremonia de salida a apenas 24h de disputarse. Las grandes masas de aficionados que acudieron al rallye, impulsados por una sensacional lista de inscritos y coincidiendo con la festividad autonómica del día de Galicia, motivaron todavía más a la escudería organizadora a sellar un buen papel organizativo.
Las mascarillas ya son un nuevo elemento común entre deportistas y aficionados. Por lo general, y pese a que el calor apretó en las horas centrales del día, los aficionados cumplieron el expediente y sí utilizaron este nuevo elemento de protección. Si bien es cierto que en algunas zonas, cumplir con la distancia social resultó realmente complicado, especialmente en aquellas partes de los tramos más agolpadas por los aficionados.
Dentro del parque de asistencia del rallye, las limitaciones eran todavía más estrictas, ya que solo pudieron acceder a él un reducido número de personal acreditado, asegurando en todo momento la distancia de seguridad. Además de ello, la organización realizó tomas de temperatura antes de la entrada en el recinto de Expo Ourense, un emplazamiento donde la seguridad parecía ser un condicionante muy presente.