Absolutamente nadie en la categoría de coches quiere abrir pista mañana. El motivo es muy simple: no tendrán ninguna huella que seguir. En una etapa normal les guiarían las trazadas de las motos, pero el orden de salida este jueves será distinto y las cuatro ruedas marcarán el camino en un desierto completamente limpio. Sébastien Loeb, por escasos segundos, se libró de ejercer las labores de limpieza con su segunda posición.
No es habitual que un piloto se niegue a recibir una victoria de etapa, pero las circunstancias en las que se desarrollará la especial al oeste de Riyadh satisifacen al galo con su resultado: "Prefiero haber terminado detrás de Nasser hoy para salir mañana detrás de él. Como no habrá motos delante, los primeros coches van a reagruparse, lo cual no está mal. Será una etapa difícil en la que pueden ocurrir muchas cosas".
La igualdad en los registros de la cronometrada que hoy habló a las claras del nivel de competitividad del que goza actualmente el Rally Dakar, como resalta el nonacampeón del mundo de rallyes: "Nos hemos mantenido muy concentrados en la navegación sin renunciar a un buen ritmo. Al final hemos terminado terceros, pero tres pilotos en 40” tras casi 450 kilómetros es una prueba clarísima de que la batalla está muy reñida".