La filosofía que le elevó a leyenda en el Mundial de Rallyes le ha funcionado en una modalidad muy diferente. Años atrás primaba la resistencia, pero la velocidad se está convirtiendo en uno de los factores más determinantes del Dakar por el nivel existente. Hay que escoger con precisión las zonas en las que despreocuparse de la mecánica, aunque hoy los dos pilotos que se disputan el triunfo no titubearon.
Sébastien Loeb logró en la especial entre Ha'il y Al Qaisumah su 15ª victoria parcial en el raid más prestigioso del planeta, bautizando en esos honores al Hunter BRX T1+ de Prodrive. El alsaciano se entregó a fondo: "He atacado fuerte, ha sido una especial de WRC entre dos pilotos de WRC. Hemos rodado a tope y finalmente he conseguido arañarle tiempo a Nasser, probablemente porque él debía abrir pista entre las dunas".
En los últimos kiómetros cronometrados alcanzó al catarí. Al principio adecuó su ritmo al del líder para no adelantarle, pero al arribar a zonas que dificultaban la visibilidad no dudó en rebasarle: "No quería adelantar a Nasser pero el camino se estaba volviendo muy pedregoso. Llegábamos a llanuras donde se levantaba mucho polvo, así que he preferido adelantarlo en el tramo final. ¡Prefiero que sea él quien asuma riesgos y no yo!".