No hace falta que te recuerde la encarnizada lucha que mantienen marcas como Renault y SEAT por el título de tracción delantera más rápido en Nürburgring (actualmente en manos de los franceses), una lucha a la que pronto se sumarán otras como Honda y Ford con sus nuevos Type-R y RS. Y esto, hablando solo por el lado oficial.
Aunque los coches con los que primero SEAT y después Renault se hicieron con el título, eran de serie, ambos llevaban packs especiales. El León SC Cupra 280 que rodó en 7:58 llevaba el Performance Pack, que incluye mejores frenos y neumáticos, mientras que el Megane RS 275 Trophy-R que rodó en 7:54, es una edición limitada en la que se han modificado suspensiones, escape y varios elementos más para aligerar peso (hasta prescinde de los asientos traseros).
Pero como digo, son coches de serie. Porque si nos vamos al mundo de las preparaciones, la lucha se abriría de tal forma que sería difícil seguirla e imponer un límite. Aún así, que un MINI John Cooper Works de la anterior generación, modificado pero totalmente legal para circular por las calles, haya conseguido dar la vuelta al circuito en un tiempo de 7:44, es como para dedicarle este espacio.
Tras pasar por las manos del preparador Schirra Motoring, el 4 cilindros de 1.6 litros sobrealimentado de 211 CV del JCW ascendió hasta unos abultados 290 CV. Una suspensión KW, unos neumáticos semi-slick Dunlop Direzza y un diferencial autoblocante Drexler, completan el conjunto dinámico.
Potencia y un bastidor listos para el circuito, se completan con unos baquets Recaro Pole Position y una serie de medidas de ahorro de peso, que han librado al MINI de 175 kg de lastre. Con 290 CV y un peso final de 1.005 kg, la cosa no pintaba mal.
Para realizar la prueba se ha recurrido a los compañeros de Sport Auto, auténticos especialistas en tomar tiempos en el circuito. Y ahí tienes el resultado, un tracción delantera capaz de arrebatar 10 segundos al Megane Trophy-R, aunque eso sí, con algo de “trampa”.