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La llegada del Fiat 124 Spider al mercado ha supuesto todo un arraigo de impresiones, pues se trata de un acuerdo para lanzar un vehículo basado – casi clonado, en apariencia – del Mazda MX-5. Ahora bien, la casa italiana ha realizado una serie de diferencias sutiles en su nuevo modelo que, unidas, hacen que el 124 Spider se diferencie en carácter de su familiar nipón.
El primero y quizás más importante es el motor, ya que en lugar de montar el 1.5 o 2.0 que ofrece Mazda en el MX-5 Fiat ha utilizado el 1.4 turbo, como bien explica el medio Top Gear. Esto es un coste adicional de grandes magnitudes, ya que se monta el motor en el sur de Italia y se lleva hasta la planta de Mazda en la localidad de Hiroshima, donde se ensambla todo el conjunto para después venderlo hasta territorios como nuestro continente.
“Queríamos el par extra y conducción que ofrece el turbo”, explica el mánager de validación del 124 Spider Domenico Bagnasco. Es de aquí de donde viene el carácter que distingue a ambos modelos, pues el MultiAir transmite unas sensaciones muy distintas de los SkyActiv japoneses.
En segundo lugar, la caja de cambios ha sido retocada con un recorrido más largo, fruto de instalar un motor turbo en vez de uno atmosférico. De paso, Fiat le ha dado su propio toque personal instalando un pomo en la palanca de cambios más acorde a su imagen de marca.
“Hemos construido un coche que los hombres querrán conducir, no un coche que parezca un juguete prestado de un niño de cinco años”, comenta en tono jocoso el mánager de producto Piergiogio Di Miscio. El 124 Spider cuenta con un capó más abultado y es más ancho y largo, además de hacer referencia al 124 original con los faros con muescas.
El otro de los grandes cambios está en la suspensión y en la dirección: los amortiguadores son nuevos y la barra estabilizadora más rígida, mientras que los ajustes de la dirección asistida eléctrica también han sido revisados. “(El MX-5) tiende a doblarse en las curvas. Queríamos un coche con un feeling de Fiat clásico, un aire italiano – pero que no fuera incómodo para poder llevarte a una buena rubia a la playa”, comenta Di Miscio. “Con unos nuevos algoritmos, hemos alcanzado una transferencia de peso más progresiva en la dirección. No me gustaba como era la dirección en el Mazda. Demasiado ligera. Nada italiano”.
La última diferencia reside en el interior, con más lujos y comodidad que la búsqueda de lo liviano que perseguía Mazda en el MX-5. Más elementos, piezas bañadas en cromo, un volante más grueso y retoques en cuero en el cuadro de mandos y en las puertas para rematar un descapotable distinto al modelo del cual se origina – uno de los mejores en su segmento a lo largo del cuarto de siglo de historia que lleva existiendo.