El Bugatti Veyron Super Sport había sido hasta la semana pasada el coche de producción más rápido del mundo, con una velocidad máxima de 430,98 km/h. Sin embargo el Libro Guinness de los Records le desposeyó de su título porque las unidades a la venta van limitadas a 415 km/h.
Esto devolvió el título automáticamente al SSC Ultimate Aero, conseguido con una velocidad de 411,76 km/h. Pero poco les ha durado la alegría a estos últimos, pues el Record acaba de ser devuelto al Bugatti.
Según la organización: “un cambio en el limitador de velocidad no altera de forma fundamental el diseño o la estructura del coche”. Explicación suficiente para que los Veyron Super Sport de calle, limitados a 415 km/h, sean los coches más rápidos del mundo con una marca de casi 431 km/h.
Bien o mal, así lo han decidido.