Así ha cambiado viajar en coche en 60 años

El pasado 27 de junio se cumplieron 68 de la matriculación del primer Seat 600

30/06/2025 | Scratch Media | Leído: 81

El 27 de junio de 1957 en España posiblemente solo se pudiera optar por un SEAT 600, y ya eras un privilegiado. Quien lo compraba buscaba un automóvil para todo. Hoy, el coche perfecto bien podría ser un tecnológico SEAT León e-Hybrid de última generación.

 

Pequeño, maniobrable y capaz, el SEAT 600 era ideal para la ciudad. Pero su significado iba mucho más allá. En los años sesenta, cargar el SEAT 600 para ir de vacaciones era casi un deporte olímpico. Cuatro personas (cinco, si se colaba la suegra), maletas en la baca, una nevera de corcho con filetes empanados y la radio sonando con Lola Flores. Hoy, con un SEAT León híbrido enchufable, el viaje es otra historia: silencioso, eficiente y con el aire acondicionado a 22 grados exactos, Spotify con la mejor selección de música y Google Maps evitando atascos. Pero, ¿cómo hemos pasado de una España de bocinas y baches a una en la que el coche se conecta con tu móvil antes de arrancar? Y, más allá: ¿cómo será viajar en coche dentro de otros sesenta años, por ejemplo, en 2085?

 

El 600 era estrecho, se viajaba hombro con hombro a nada que piloto y copiloto fueran un poco grandes: el roce hace el cariño decían entonces. Plásticos duros, asientos sin reposacabezas y con tapicería de skay, ventanas de manivela y un cuadro de mandos mínimo en tamaño e información que parecía más de juguete que de coche. La ventilación dependía de abrir un poco la ventanilla y la calefacción aprovechaba el paso del aire por la zona del motor y el equipaje se repartía entre el minúsculo maletero delantero, la baca y las piernas de los pasajeros. Hoy el León es un salón rodante de asientos ergonómicos, con pantalla de 10 pulgadas, climatizador bizona, puertos USB-C y asistentes que te corrigen si te sales del carril. La maleta no viaja entre las piernas de nadie, hay sitio de sobra en el maletero. Y si llueve, no tienes que sacar la cabeza por la ventanilla para mirar si viene alguien antes de adelantar, de hecho tienes sensor de lluvia, luces inteligentes, detector de ángulo muerto…

 

En la carretera también las cosas han cambiado mucho. Hemos pasado de curvas interminables y travesías de pueblos, a autovías con radares. En los años 60, viajar a la playa podía implicar 10 horas para recorrer 400 km sin problema y sin que hubiera ningún imprevisto, un pinchazo o el inevitable calentón de un pequeño motor de gasolina sobrecargado. Sin aire acondicionado, sin GPS y con carteles a veces escritos a mano no era complicado incluso perderse, no digamos ya si a esto le sumamos las repetidas paradas para el pipí, las incisivas cuestiones a la tardanza en llegar a destino y, porque no decirlo, ahora esta en desuso, pero la inevitable parada para el pitillo, que siempre será mejor que no asfixiar a todos los pasajeros del minúsculo habitáculo con el humo de un Ducados.

 

Las carreteras nacionales atravesaban todos los pueblos del camino: semáforos, pasos de peatones, y ni una circunvalación a la vista. Eso sí, te podías parar a comprar fruta, llenar el botijo en una fuente o preguntar a la Guardia Civil cómo se llegaba a cualquier sitio. Hoy las autopistas y autovías bien asfaltadas plagadas de áreas de servicio con WiFi, radares de tramo, paneles informativos y cargadores eléctricos son nuestro entorno. Bueno, lo de los cargadores eléctricos aun hay que trabajarlo un poco. Y con los híbridos enchufables como el León, puedes hacer más de cien kilómetros en modo eléctrico puro, sin gastar una gota de gasolina y luego seguir con el motor térmico y un consumo ajustado. Todo es más rápido: esos mismos 400 km ahora se hacen en 4 horas, quizás menos. Eso lo cambia todo. Menos paradas, menos contratiempos.

 

En los sesenta, tan hispano era encontrarse el cartel con el toro de Osborne en la carretera como a la pareja de la Guardia Civil siempre omnipresente. Regulaban cruces con capa, patrullaban en moto, multaban a quien no llevaba la "L" visible y ayudaban al conductor que se había saltado una salida. Eran y son faro y juez del asfalto, eso no ha cambiado tanto. Hoy, su presencia es más puntual y tecnológica. El control de velocidad lo hacen radares automáticos, a veces avisados y otras no, las emergencias las gestionan desde centros coordinados y buena parte de su trabajo se ha trasladado al ciberespacio del tráfico. En 2085, quizá no haya necesidad de su presencia física. Si no hay conductores humanos, no hay errores humanos ni excesos de velocidad. O al menos, eso dirán los algoritmos. Veremos.

 

Un viaje en SEAT 600 incluía casi siempre una parada técnica: motor recalentado, fuga de agua, bujías rebeldes. Cada conductor llevaba una caja de herramientas y un bidón de agua "por si acaso". El humo en el arcén era casi paisaje habitual. Todos sabían algo de mecánica y eso es bueno, incluso necesario. Hoy, muchos no saben que es lo que hay ahí delante, debajo de la tapa… En 2025, la fiabilidad mecánica es tal que puedes hacer miles de kilómetros sin abrir el capó. Los sistemas electrónicos avisan antes de que algo falle. Con un buen mantenimiento no se debería parar nunca.

 

Eso sí, si falla algo, ya no lo arreglas con un alambre. Solo te salva una buena asistencia en carretera y un seguro que se encargue de permitirte seguir tu viaje. En los sesenta, un viaje largo era una epopeya. Los coches no pasaban de 100 km/h, y cuando lo hacían, temblaban. Cada adelantamiento se pensaba como si fuera una estrategia militar. Hoy, la velocidad legal en autovías permite avanzar sin prisas, pero sin pausas. Eso acorta las distancias, aunque también reduce las historias.

 


¿Y dentro de 60 años? Imaginemos el SEAT 600 de 2085. Es posible que ni siquiera lo conduzcamos. Bastará con subirnos, decir: "Llévame a la playa", y la cápsula autónoma nos llevará mientras vemos una serie o dormimos un rato. No habrá volante ni pedales, solo pantallas, radares, sensores, inteligencia artificial y propulsión limpia. No habrá que parar a repostar porque se recargará en marcha, posiblemente mediante energía solar o sistemas inalámbricos. No habrá radares por el sistema sabrá si respetas las normas antes de que se te ocurra infringirlas, digamos que no habrá modo de ser malo al volante, nada de correr, nada de ir a hacer curvas, nada de derrapar. Y quizá ni siquiera poseas el coche porque lo llamarás desde el móvil y vendrá a por ti... Hay cosas que no pintan del todo mal, pero en su conjunto, tal vez echemos de menos el rugido del motor del SEAT 600 al arrancar. Las vibraciones, los frenos recalentados y hasta el olor de la calefacción. No puedo ni quiero pensar en un “seiscientos” sin volante ni pedales.

 

 


Toda la información sobre mundo de la competición de rallyes

WRC
ERC
Nacional de Asfalto
Nacional de Tierra
Internacionales
Regionales
Históricos
Otros
Rallyes ONLINE
Coches de calle
Toda la información sobre el mundo de la competición en circuitos

F1
WTCC
DTM
Fórmula E
WSR
Indycar
GP2 / GP3
Resistencia / GT
CER / Clio
Otros
Coches de calle
Web pensada para ayudar a la divulgación del mundo de la competición

Dossier
Webs
Comunicados
Fotografía
Vídeos (on boards)
Redes Sociales
Web pensada para poder ofrecer diferentes productos propios y ajenos para que los aficionados los puedan adquirir

Update CMP