El vigente campeón mundial de rallyes Sébastien Ogier ha animado a su equipo M-Sport a que solucione los problemas técnicos que mostró el Ford Fiesta WRC durante el Tour de Córcega. Tanto su unidad como las de sus compañeros de equipo Ott Tänak y Elfyn Evans (encuadrado dentro del equipo Dmack) tuvieron diferentes errores durante el fin de semana.
Comenzando por el dorsal número 1, Ogier se encontró con un fallo hidráulico durante la segunda parte de la segunda etapa, imposibilitándole la pelea por la victoria con el eventual ganador de la prueba Thierry Neuville. En el último día se manifestó también un error en la ECU que pudo solucionar justo a tiempo, recuperando la segunda posición frente a Dani Sordo en los kilómetros finales.
El Fiesta WRC de Tänak (después de que este hubiera tenido ya un abandono por salida de pista) tuvo un error en el sensor de aceite, aunque pudo solucionarlo de manera parcial y pudo llegar al service del aeropuerto de Bastia. Este problema se suma a una lista que ya se inició en Monte-Carlo cuando un fallo de motor redujo el coche a dos cilindros y denegó al equipo de un doblete en el comienzo del año (Tänak acabó tercero tras Jari-Matti Latvala).
De manera similar a lo que le ocurrió a Ogier el sábado, el viernes Evans tuvo que lidiar con un fallo hidráulico (también perdió las levas, teniendo que cambiar de marchas con palanca) que le hizo caer por detrás de todos los WRC en la general. Al día siguiente, liderando el pelotón con pista limpia, sobrepasó los límites y acabó teniendo una salida de pista, quedándose fuera de juego.
“Hemos tenido demasiados problemas técnicos este fin de semana, no solo en nuestro coche sino también en el de nuestros dos compañeros de equipo así que eso es algo en lo que nuestro equipo ha de ponerse a trabajar. No queremos tener de nuevo esta situación y vernos con tanto estrés”, declaró Ogier en la rueda de prensa posterior a la prueba mundialista.