A Polonia puede caerle la tarjeta roja

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El Rallye de Polonia está en una situación muy delicada de cara a los próximos años del Campeonato Mundial de Rallyes, por no decir que está a punto de hacer las maletas. En 2014 se llevó una tarjeta amarilla por problemas de organización, pero la edición de este año ha dejado con muy mal sabor de boca – por no decir palabras más fuertes – a la FIA, a Michele Mouton o varios pilotos y jefes de equipo, personas con las que enemistarse no es lo más recomendable.

Ya en el shakedown del jueves por la mañana hubo problemas, pues el verdadero motivo de que se interrumpiera era que un espectador fue golpeado en la cabeza con una roca despedida por uno de los coches (no se ha detallado el sitio en el que estaba colocado este individuo). El espectador fue llevado al hospital e inducido al coma, aunque se cree que ya ha despertado.

En segundo lugar, está el altercado del camión de bomberos que se cruzó en mitad del tramo de Baranowo en sentido contrario al tramo, poniendo a prueba el corazón y los reflejos de Fabio Andolfi – suerte tuvo de estar en una carretera ancha. Según cuenta el medio Motorsport News, el camión pasaba por ahí para atender una emergencia, un árbol que se había caído en una casa de la zona. Lo que es peor, primero casi se lleva por delante a un policía que estaba ahí para cortar la carretera y después le dejaron pasar, como se ve en el vídeo que lleva circulando por Internet durante varios días.

Lo más absurdo de este incidente es que el bombero en cuestión ya había estado involucrado en la organización de la prueba en ediciones anteriores, según asegura el portavoz del rallye Andrzej Borowczyk. La policía local está investigando este hecho, además de que el camión podría haber arrollado a uno de los suyos.

Si ya la situación estaba delicada desde ese momento, los espectadores tampoco ayudaron mucho a la causa: al principio se colocaban bien, pero debido a la lluvia, había muchos que esperaban en sus coches hasta el último momento y se aglutinaban donde pudieran – llegando a colocarse al lado de la pista en zonas donde se va a fondo. Esto ocurrió en el primer tramo del viernes y, cuando la caravana regresó para la segunda pasada, no se dudó en cancelarla. En muchos otros tramos hubo retrasos debido a que Mouton, máxima responsable de la seguridad en el WRC, estuvo echando para atrás a espectadores durante buena parte de lo que restaba de día.

La situación llegó al punto de que eran dos comisarios para tratar de controlar cincuenta personas o más en un mismo punto. Muchos de estos espectadores no hicieron caso a las advertencias y, entre coche y coche, llegaron a cruzar la carretera tal como les apetecía. A principios de año se intentó evitar esta situación con una campaña de seguridad, enviando mensajes a los espectadores desde febrero para que viesen el rallye de manera responsable. Ahora bien, muchos de los que estaban allí venían de otros países como Lituania, Letonia o Estonia, donde el mensaje no llegó de la misma manera.

“¿Cómo vamos a volver? No tiene sentido, la gente no entiende que el coche se puede ir hacia cualquier lado. Vamos por las roderas y a veces el coche vuela y puede irse. Se ponen detrás de balas de paja y se creen que eso les va a proteger – ni de coña. Si llegamos en sexta y se nos va hacia un campo, puede ser un gran desastre”, declaró un piloto del WRC que no quiso desvelar su identidad.

“Esta no es la cultura de espectadores que tenemos en Escandinavia, aquí lo que querían era estar cerca de los coches. Ha sido un fin de semana muy ocupado para Michele (Mouton), ha sido un fin de semana de supervivencia para todos nosotros”, declaró el director de rallyes de la FIA Jarmo Mahonen.

Los jefes de los equipos oficiales tampoco se callaron ante esta situación, comenzando por el máximo responsable de Hyundai Motorsport Michel Nandan: “Es increíble que esto pase. Este rallye se ha hecho aquí desde hace mucho tiempo, no es su primer rallye y ver esto asusta mucho”, comentó.

Como inciso, esta prueba es la segunda más antigua en territorio europeo por detrás del Rallye de Monte-Carlo, teniendo casi un siglo de historia a sus espaldas. En épocas anteriores se llegó a disputar sobre asfalto: era sobre asfalto cuando venció en 1980 Antonio Zanini con el Porsche 911 SC de Almèras, siendo parte en aquel momento del Europeo de Rallyes.

Por su parte, su homólogo en Citroën Racing Yves Matton aseguró que: “Nunca puede haber ningún compromiso con la seguridad. Creo que es importante que estemos en pruebas que sean diferentes y esta prueba es diferente, pero no podemos poner la seguridad en riesgo.”

En 2014 el problema principal estuvo en la elección de las carreteras – algunas que cruzaban el borde con Lituania, estando muchas de ellas tan destrozadas que era imposible competir, pero el caso de este año es mucho más preocupante ya que el riesgo de que un coche se descontrolase y le diera a alguien era constante. La sombra del primer tramo de Monte-Carlo no se ha olvidado y en aquel caso era un espectador mal colocado, no cincuenta.

Es cierto que Polonia atrae a masas y eso es bueno para el WRC, pero la seguridad es una cuestión de vital importancia – además de que atraer masas es algo que también consiguen otros eventos. En la cola del WRC hay eventos como Nueva Zelanda (que se cree que puede llegar ya en 2018), Turquía o Canadá, entre muchos otros rallyes que podrían expandir el campeonato a nuevos públicos. Es posible que la FIA ya haya tomado una decisión definitiva, sea cual sea.