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No es un secreto que en España el asfalto siempre ha contado con un carisma especial. Un estatus singular que durante varias décadas han posicionado al CERA como el plato fuerte del menú nacional. Esta controversia histórica ha conseguido dejarse atrás y en las últimas temporadas, la tierra ha ganado un terreno vital, convirtiéndolo en un atractivo muy considerado por los deportistas y los patrocinadores.
El incansable trabajo de Pedro Zamora y todo su equipo ha logrado ya afables recompensas, de la mano de títulos abiertos hasta los últimos asaltos, listas de inscritos voluminosas en cuanto a vehículos de referencia y copas de promoción. Un tendón de Aquiles que han doblegado gracias al acierto de firmas privadas como Kobe, Kumho o incluso por la llegada de la Beka Junior R2 y la Peugeot Rally Cup Ibérica.
Aunque es evidente que hay mucho terreno ganado, el comité organizador quiere seguir dando pasos en firme y alcanzar el poder mediático del que goza el nacional de asfalto. Por ello, uno de los puntos débiles que trabajan pasa por acercar las actividades relacionadas con los rallyes a las grandes ciudades. Una petición que las marcas y grandes patrocinadores consideran imprescindible para vender sus productos.
La CERA transcurre generalmente por grandes ciudades. La mayoría de sus carreras se asientan en los aledaños de extensas masas poblacionales, un escenario que en el CERT no se había conseguido cautivar hasta hace unos años. A día de hoy, el calendario ya cuenta con varias visitas a estas ciudades, como es el caso de Granada o León, ciudad en la que se ha logrado reinventar el hasta ahora conocido como Rallye de Astorga.
También en Galicia, una de las dos pruebas con las que cuenta el certamen podría tener punto de partida en Santiago de Compostela, ya que tanto el Terra da Auga como el inédito Rallye do Camiño Xacobeo se disputa muy cerca de la capital gallega. Una asignatura pendiente que, hasta antes del parón obligado por la crisis sanitaria, estaba en camino de poder aprobarse en 2020.