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El Rallye de Ourense puso en marcha una de las campañas más atípicas de las que se recuerdan en los últimos años del CERA. Aunque la organización completó un trabajo titánico para adaptar su prueba al protocolo de prevención y atendió en todo momento las recomendaciones y órdenes de las autoridades sanitarias, el rallye corrió serio peligro en las horas previas a que los motores se pusiesen en marcha.
Prueba de ello ha sido la cancelación de una ceremonia de salida que dejó a los participantes ante un viernes casi en blanco. Con Ourense ya celebrado, las autoridades sanitarias tienen sobre la mesa la papeleta de que hacer con las próximas citas calendadas y más, cuando la situación de contagios crece de manera preocupante debido al levantamiento general en las limitaciones de movimientos.
La Escudería Ferrol sigue lidiando con la actual tesitura para poder llevar a buen puerto la segunda prueba del certamen, a la vez que en Asturias, las autoridades ponen muchas trabas para la celebración de este tipo de eventos. Al parecer, la clave de una encrucijada que ya ha provocado varias cancelaciones pasa por un control de aforo con limitación de espectadores en los tramos. Un condicionante difícilmente asumible para muchas organizaciones.
En otras comunidades la situación tampoco es fácil, por ello en Cantabria han decidido pasar página y empezar a pensar en 2021, cerrando la puerta a todo tipo de eventos para lo que resta de año. Por la contra, en Galicia, la FGA sigue convencida en sacar adelante un cuadro de fechas con cinco carreras comprimidas en apenas 4 meses. La primera deberá ser el Rías Baixas, aunque las autoridades sanitarias serán las que permitan o no el reinicio de la actividad.