Aunque el Dakar se concibió como una competición extrema donde el hombre y la máquina ponen a prueba su resistencia, algunos osados han llevado ese concepto demasiado lejos. Solo así se puede calificar el hecho de enfrentarse al rally-raid más exigente del Planeta subido a una Vespa P200E con un propulsor de 195 cc y 12,5 caballos..
Las virtudes urbanas de esta icónica motocicleta italiana resultan indiscutibles y mundialmente conocidas. Sin embargo, no parecía diseñada para atravesar dunas ni soportar temperaturas insualmente elevadas. Pero, ¿esas limitaciones fueron un obstáculo para los más intrépidos corredores? Todo lo contrario. Lograr una heroicidad única e irrepetible a bordo de unas monturas ‘muy especiales’, les motivó aún más.
Eso es lo que les llevó a Marc Simonot y Bernard Tcherniavsky a tomar la salida en 1980 (segunda edición) con sendas Vespa mocdelo P200E con un propulsor de motor de 146 cc y ruedas de 14 pulgadas. Y no solo emprendieron dicha aventura, sino que completaron los 10.000 km del recorrido. Atravesaron Francia, Argelia, Níger, Malí, Mauritania, Alto Volta (actual Burkina Faso) hasta cruzar la meta en la capital de Senegal. Es cierto que lo consiguieron fuera de tiempo, pero a día de hoy se mantiene como uno de los grandes hazañas de la cita.
Por cierto su heroicidad fue tal que casi treinta años, sirvió como fuente de inspiración a otro osado colega. En 2009, el checo Ivo Kastan arrancó en su octava participación al manillar de una ‘pit bike’. Se trataba de una Honda modelo Rahier Mk2, cuyo motor de 146 cc y ruedas de 14 pulgadas parecían insuficientes para salir airoso del desafío. Confirmándose esos presagios, no acabó la carrera, aunque sí completó varias etapas.