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Con el retorno del WRC2 a Europa, el plantel de pilotos entre los R5 se dilata, dando forma a un listado de participantes de verdadero lujo. Con una buena representación dentro de todas las marcas, la guerra por acaparar el protagonismo se anunciaba muy intensa. Sobre el papel la igualdad estaba servida, aunque en los tramos, la superioridad mostrada por los nuevos Fabia R5 Evo fue más que notable.
Los tres R5 más rápidos del rallye fueron tres Skoda, estando comandados en esta ocasión por el también checo Jan Kopecký. Los locales Fabian Kreim y Marijan Griebel le acomparon en las tres primeras plazas, consiguiendo además un dominio que se demostró tramo a tramo, anotándose la mayoría de los scratch del rallye. Kalle Rovanperä también voló, aunque su resultado final se veía deslucido por un par de errores.
Citroën y VW también consiguieron a anotarse sus propios mejores cronos, siendo Hyundai la única marca que no conseguía meter a sus representantes en la batalla por los mejores tiempos parciales. Raphaël Astier clasificó el i20 R5 en la octava plaza, por delante de Simone Tempestini, también subido en un R5 desarrollado por la firma coreana.