El nueve veces campeón mundial de rallyes Sébastien Loeb se ha sentado por primera vez a los mandos del Citroën C3 WRC, pudiendo experimentar de primera mano el potencial de los nuevos World Rally Car. El test ha tenido lugar en unas carreteras de asfalto en Francia.
Loeb tenía curiosidad por ver la diferencia entre el DS3 WRC – con el que logró su último título antes de retirarse, además de haber sido él mismo el que desarrolló aquel coche – y el C3 WRC, por lo que su antiguo jefe de equipo Yves Matton le ha concedido esta oportunidad. Por otro lado, es una oportunidad más para mejorar un coche que ha dado problemas al equipo desde el inicio de temporada, quedándose atrás tanto en la clasificación de pilotos como en la de constructores.
Loeb ha aterrizado en la máquina de Meeke, Craig Breen y Stéphane Lefebvre apenas unas horas después de haber estado compitiendo con Peugeot en el Mundial de Rallycross, logrando un tercer puesto en Canadá. Se trata además de la primera vez que se sienta en un Citroën de carreras desde 2015, cuando acabó su andanza en el Mundial de Turismos.
Otra razón de que el test se haya realizado sobre asfalto es que la próxima prueba del campeonato es el Rallye de Alemania, seguido varias semanas después por el RallyRACC (una prueba mixta, la única del calendario, pero que sobre todo se disputa sobre asfalto). En Córcega el coche ya mostró potencial, con Kris Meeke liderando por delante de Thierry Neuville antes de que el motor le dejase tirado sin siquiera tener la posibilidad de reengancharse.
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— BILLIOT Jérémie (@planetemarcus) 8 de agosto de 2017
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