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El tramo de shakedown del Rallye de Gales ha sido la primera ocasión en la que los dos adolescentes con más promesa de futuro del panorama actual de los rallyes, Kalle Rovanperä y Oliver Solberg, se han medido cara a cara en una prueba del Campeonato Mundial de Rallyes. En este tramo no solo han estado parejos sino que han sido la referencia entre los coches R5, superando a algunos de los competidores más veteranos del WRC.
La situación de ambos no puede ser más distinta: el finlandés de Skoda Motorsport busca asegurar el título mundial dentro de la categoría WRC2 Pro a los mandos de su Fabia R5 evo. Mientras tanto, Oliver realiza su debut mundialista con el Volkswagen Polo GTI R5 de su familia, comenzando en un lugar tan especial para los Solberg como es Gales. De hecho, su padre ha escogido este rallye para retirarse de manera definitiva en su Tour de Despedida.
En el tramo de Gwydir (que el año pasado figuró en el itinerario como Power Stage, aunque con una configuración más larga) los dos ‘cachorros’ fueron la referencia, uno el más rápido en WRC2 Pro con un 2:59.6 y otro haciendo lo propio en el apartado para privados con un 3:00.2, a tan solo seis décimas. Detrás quedaban nombres como Mads Ostberg, Gus Greensmith o el propio Solberg senior, todos ellos a más de un segundo tanto de la marca establecida por Rovanperä como la del pequeño Oliver que hace unos días cumplía los 18 años y se sacaba el carnet de conducir.
Otra joven promesa, el boliviano Marquito Bulacia, trataba de mantener el ritmo con el Skoda Fabia R5 de RaceSeven, marcando el cuarto mejor tiempo entre los participantes de WRC2. El que fuera campeón nacional años atrás se situaba a la estela de Pierre-Louis Loubet (que pelea por el título de WRC2 este año) y nada menos que Hayden Paddon, quien regresa al fin a una prueba del mundial.