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Sébastien Ogier se ha encontrado con problemas en el turbo de su Ford Fiesta WRC durante la primera jornada de test previa al Rallye de Montecarlo, donde se estrenará con el equipo M-Sport. No obstante, el principal problema ha sido el desgaste de neumáticos, muy acusado tanto en los blandos como en los superblandos – apropiados para la temperatura en la que se va a correr en la prueba alpina entre los días diecinueve y veintidós.
Los neumáticos utilizados en el test correspondían a las especificaciones de 2016, pero los World Rally Cars de este año (además del aumento de potencia) ejercen una mayor presión aerodinámica. Esto hace que sean presionados con mayor fuerza en las curvas y se degraden con mayor rapidez.
Ambos compuestos utilizados (blandos y superblandos, puesto que los duros tardan demasiado tiempo en coger temperatura en estas condiciones) acababan desgastados a los treinta y cinco kilómetros de iniciar la marcha. Ogier estuvo probando neumáticos durante toda la jornada, habiendo empezado por los neumáticos de clavos en las pasadas matinales.
El problema en el turbo es algo que no se sale de lo habitual, teniendo en cuenta que se trata de nuevos modelos que tienen aún un amplio desarrollo por delante (tanto en cuestiones de rendimiento como de fiabilidad). Todos los equipos han tenido problemas durante las sesiones de test celebradas en los últimos nueve meses, desde roturas de motor hasta suspensiones que cedían sin previo aviso.