Jari-Matti Latvala acabó el pasado fin de semana del Rallye de Portugal, sexta prueba del Campeonato Mundial de Rallyes, en el hospital de Oporto, después de haber estado también durante el propio rallye. El finés estuvo a punto de no poder terminar debido a la enfermedad que le surgió durante la prueba, además de mostrar síntomas de deshidratación.
En primer lugar, al comienzo de la jornada del viernes Latvala comentó que estuvo a punto de no salir ya que tenía molestias en la espalda – aún así, era capaz de mantenerse al frente, liderando el rallye en buena parte de la primera etapa pese a salir segundo, teniendo una pista bastante sucia. No obstante, la fiebre fue haciéndose cada vez más evidente, sobre todo a partir de la segunda etapa.
Tal como recoge el medio Motorsport.com, Latvala tuvo que convencer a los propios médicos para que le dejasen competir hasta el final, pues estuvo desde la noche del sábado hasta el domingo horas antes de que comenzase la última etapa. Este mismo medio pudo comprobarlo, pues tratamos de hablar con él tras la segunda etapa y Latvala se llevaba las manos al estómago, con unos dolores que se le transparentaban en su rostro.
“Tomé algo de medicina y algo ayudó, pero el problema era que no podía mantener nada de lo que comía así que no tenía fuerzas. Al final me fui el sábado a las ocho al hospital. Cuando el médico me dijo que no debería conducir el domingo, le dije que tenía que conducir, que necesitaba esos puntos. Acordamos que pilotaría, pero que después volvería para una comprobación así que tuve que hacerlo”, declaró el finés de Toyota Gazoo Racing.