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Jan Solans: "Nil es súper talentoso, yo soy más calculador"

Primera parte de la entrevista al menor de los hermanos Solans en su casa

22/01/2019 | Kevin Muñoz | Fotos: Kevin Muñoz/Charly López/Scratch Media | Leído: 3760

Twitter (@Kevin_MRacing)


El pequeño de los hermanos Solans nos abrió las puertas de su casa en Matadepera para hacer repaso de su corta, intensa y exitosa trayectoria. Sin callarse nada, Jan nos muestra su lado más humano y personal: sus inicios, errores, victorias y, sobre todo, la relación con su guía deportivo, nada más y nada menos que todo un doble campeón del mundo de rallyes, su hermano, Nil.

 

Hijo de piloto de rallyes, hermano pequeño de piloto de rallyes…parece lógico que el destino te tuviese deparado ser piloto. ¿La pasión por la competición te viene desde pequeño?


Está claro que en casa llevamos la gasolina en los genes desde que éramos muy pequeños, siempre hemos estado vinculados a los coches y las motos. Primero empezó mi hermano Nil con el karting porque es más grande y años después me inicié yo de forma amateur. Después hubo un parón, aunque seguimos corriendo en moto por la montaña como hobby hasta que un día Aman Barfull le propuso a mi hermano competir en el Volant RACC.

 

Yo en esa época era pequeño y no me acababa de ver en este mundillo, prefería ir a los rallyes a grabar vídeos de Nil hasta que me picó el gusanillo. Pero en esa época no te podías iniciar en los rallyes en España hasta los 18 años, por lo que me decidí por el autocross hasta que tuve la edad para competir en rallyes.

 

Tras tus exitosos años en el autocross – fue Campeón de España-, cumples 18 años y en tu primera temporada en los tramos eres piloto oficial de Mitsubishi en el Nacional de Asfalto. ¿Cómo fue esa transición tan rápida?


Fue difícil, porque mi experiencia se limitaba a los circuitos de autocross y a las GSeries de Andorra. Mi primer rallye fue en Lorca con un R2 y poco después surgió la propuesta de Mitsubishi de correr con un Lancer Evo X grupo N. Todo fue muy rápido y con 18 años ser oficial de una marca en el CERA fue algo inesperado, que me dio mucha responsabilidad. Pero fue un año bueno, que me enseñó muchas cosas y me permitió madurar como piloto y persona.

 

Visto con perspectiva, ¿crees que aquel Mitsubishi te dio más ‘vicios’ que virtudes de pilotaje?

Sí que es cierto que el Lancer de grupo N no me gustó. Era un coche muy “torpe”, muy pesado. Tenía mucha potencia, pero no era un vehículo agresivo, con un paso por curva muy justo. En cuanto volví a subirme al R2 me sorprendió mucho más pese a tener menos potencia. Son coches más radicales, te exige más en todo momento y el paso por curva lo tienes que forzar mucho. Siempre tuve claro que la escuela tenía que ser el R2 para seguir aprendiendo.

 

Tras ser Campeón de España de Grupo N en 2016, Mitsubishi abandona el Nacional. En 2017 vuelves a la escuela R2 y desde el inicio el Peugeot 208 VTi se adapta mejor a tu estilo.


¡Sí, exacto! Siempre me ha gustado pilotar coches agresivos, más radicales, que te hagan trabajar como piloto. El Mitsubishi era más simple, más de gentlemen, en cambio el Peugeot es todo lo contrario. Además, este tipo de vehículo es lo que uno se encuentra en el Mundial, por lo que era el camino a seguir.

 



Respecto a tu pilotaje. Desde fuera tu estilo parece mucho más fino y menos agresivo que el de tu hermano Nil.


Es cierto y hay muchas personas que nos lo dicen. Parecemos iguales, pero tanto a nivel personal como de pilotaje tenemos rasgos diferentes. Nil es un piloto súper talentoso, que funciona por su instinto, siempre va full atack. Yo en cambio soy más calculador, intento maximizar todo aquello que está en mis manos y pienso más en el crono, siendo muy efectivo, tirando líneas para ir fino. Está claro que la clave es encontrar el compromiso entre estas dos formas de entender el pilotaje, pero, lógicamente, cada piloto tiene su carácter aunque seamos hermanos.

 

Estas diferencias que apreciamos al volante, ¿también son aplicables a la vida cotidiana?


En algunos aspectos somos muy parecidos, pero si hay muchas situaciones en las que actuamos de forma completamente distinta. Soy una persona más tranquila, calculadora, y Nil es mucho más impulsivo.

 

Pese a ello, ambos modelos de entender la vida y las carreras son exitosos…


Sí, porque una cosa que compartimos es que tenemos claro que en los rallyes, aunque se tenga que ir muy rápido, detrás siempre hay una técnica. Los dos afrontamos una carrera pensando mucho en la estrategia a seguir y nos volcamos con los parámetros técnicos. No se trata solo de conducir, también hay que reflexionar sobre cómo correr para sacar conclusiones.

 

Esta metodología, ¿os viene de familia?


A mi sobre todo me la ha inculcado mi hermano. Cuando empecé no sabía casi nada y siempre me he apoyado en él dado a que es mayor y tiene más experiencia. Un ejemplo claro era en los test con el R2, no sabía qué set up podía ir mejor o peor y Nil me lo explicaba. Después, al volante me daba cuenta de lo que me había comentado y eso me hacía avanzar.  Soy de preguntar mucho, le doy mil vueltas a las cosas y él siempre me dice que en esos momentos es mejor olvidarse del tema y dejar sacar mi instinto de piloto.

 

Los hermanos pequeños casi siempre reciben las herencias de sus hermanos mayores. En tu caso en la competición, ¿ha sido una ventaja?


Al 100%. En las carreras es muy importante estar rodeado de buena gente y tengo la suerte de contar con mi hermano. He podido aprovechar muchas cosas suyas, tanto coches como experiencias o incluso las notas, ya que él creó su sistema y yo le he seguido para poder compartir opiniones. El último ejemplo ha sido el contacto con M-Sport. Sin duda es un punto muy a favor.

 

En ocasiones, esa ventaja puede convertirse en un hándicap. ¿Notas presión por ser el hermano de un doble campeón del mundo?


Como todo en la vida hay aspectos positivos y negativos. La gente suele compararnos, se pregunta quién de los dos es más bueno o quién tiene más talento. Eso a nosotros no nos afecta, nunca lo hemos buscado, al contrario. Siempre nos ayudamos en todo y tenemos claro cuál es nuestro objetivo. Los dos estaremos orgullosos llegue uno u el otro. No es una competición entre hermanos, no hay rivalidad. Sí que existe la presión por apellidarme Solans, pero creo que la presión siempre es buena.

 

En 2017 peleaste con Efrén Llarena por la Beca Júnior R2, pero no pudiste alzarte con el título. ¿Qué aprendiste ese año que hayas aplicado en 2018?


Aprendimos muchas cosas que pudimos poner en práctica en 2018. La Beca Júnior R2 de 2017 no la ganamos por varios motivos, soy consciente de ello. Tuvimos problemas mecánicos -en Cervera con los frenos y en La Nucía nos explotó el motor-, pero también nos faltó algo de ritmo en algunos momentos del campeonato.

 

Los momentos duros de 2017 cambiaron al éxito de 2018…


Todas estas circunstancias nos ayudó a preparar de la mejor forma posible el segundo año en esta copa, contra unos pilotos con menos experiencia y con el objetivo de ganar todos los rallyes, como así fue. Todo salió de cara y nunca tuvimos que rodar por encima de nuestro límite, yendo más seguros. Gracias a ello, fue el año perfecto.

 


Desde fuera parecía fácil.


Nada más lejos de la realidad. Como siempre hubo momentos complicados y en algunos rallyes dudé de si atacar más o ir a conservar. Nil siempre me decía que corriese, pero cuando tenía un margen de dos minutos tampoco me podía arriesgar a tirarlo todo por la borda por un error. Pero después llegó Canarias, mi objetivo era la Beca pero teniendo delante los pilotos del Europeo…

 

Y fuiste a por ellos como un tiburón que huele la sangre.


Sabía que si hacía un cero podría descontarlo, así que decidí buscar un nuevo objetivo, más ambicioso. En el shakedown salimos a probar e hice el scratch, fue ahí cuando me di cuenta de que podría plantarles cara. Desde el primer tramo salimos a luchar por el rallye y lo lideramos de principio a fin. Fue mi primera gran victoria a nivel internacional.

 

Este triunfo te abrió los ojos, podías aspirar a cotas mucho más altas.


Así es. Soy una persona muy inquieta, quise olvidarme de todo y centrarme en ganar a los pilotos del Europeo y salió a la perfección. Fue un punto de inflexión, me dio un extra de motivación y confianza. Después, reflexionando, entendí también que había preparado muy bien ese rallye, esa fue la clave.

 

Después de Canarias tuviste un par de experiencias internacionales más. El Rallye de Portugal fue la otra cara de la moneda.


Fue nuestro peor rallye de la temporada, el único que no ganamos en 2018. Está claro que el Mundial no tiene nada que ver con el Nacional, más allá del nivel de los rivales, la diferencia son los tramos y las trazadas que se generan en estos. Tuve un error grave de pilotaje, volcando en el primer tramo. De todo se aprende.

 

Pero tras la decepción de Portugal, llegó la exhibición en el Cataluña. Fue tu confirmación definitiva en la escena internacional.


Estaba súper motivado. Era el rallye de casa y además de los equipos de la Peugeot Rally Cup Ibérica estaba inscrito Jean-Baptiste Franceschi, una de las referencias del Junior WRC. Desde el primer momento me sorprendió nuestro ritmo, aunque terminamos segundos de la monomarca el viernes tras ceder el liderato en el último tramo al encontrarnos unos coches que nos ralentizaron. Con el cambio al asfalto, con mucha lluvia y especiales delicadas, nos fuimos consolidando, yendo de menos a más. Al final nos jugamos la victoria con Franceschi en el último tramo y ganar delante de mi familia y amigos fue algo espectacular. Fue la mejor manera de estrenar mi palmarés en el Mundial.

 

Son rallyes como el Cataluña donde te das cuenta que un piloto debe hacerse en ese tipo de tramos, corriendo el WRC.


Sin duda. Los rallyes del Mundial son súper complicados, es muy fácil cometer un error y es realmente donde aprendes más. Nil siempre me ha insistido mucho en eso, las circunstancias son iguales para todos y hay que ser fuertes. Tirar adelante sin errores.

 

En casa de los Solans qué pesa más: ¿los Nacionales de Jan o los Mundiales de Nil?


¡Nil también ganó la 2RM del Nacional! Así que por el momento todavía me faltan unos cuantos títulos para atraparle (ríe).

 

Tres años después de tu debut en los rallyes. ¿Cuánto has cambiado como piloto y persona?


Evidentemente la experiencia te hace ver muchas cosas que antes no veías. El modo de afrontar las carreras, te das cuenta que tienes mucho por mejorar y soy consciente en el punto en el que me encuentro. Me queda mucho por delante, pero es cierto que estos años me han servido para crecer y ganar conocimientos.

 

Recuerdo hablar contigo en el Rallye Ciudad de Cervera de 2017 y estabas triste por según qué actitudes de algunos pilotos y equipos. Después de este tiempo, ¿ya has entendido que los rallyes, desgraciadamente, a veces no solo se trata de ir a fondo en los tramos?


Es cierto que en ocasiones en las carreras hay acciones del entorno que no te gustan nada. Puedes estar dando el máximo para estar adelante y hay gente que está haciendo otro tipo de cosas que no son correctas, pero bueno, con el paso del tiempo y la experiencia he aprendido a olvidarme de los demás. Ahora me centro en mi coche y en todo lo que puedo hacer para intentar ser el mejor. 

 



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