Toyota tiene la particularidad de disfrutar de una especie de doble nacionalidad, siendo japonesa en su núcleo y siendo acogida en Finlandia como si fueran también de allí. Así es el llamado ‘Efecto Mäkinen’, el éxito que ha tenido en estos últimos años Toyota Gazoo Racing, con sede en Puupola, a pocos kilómetros de la capital de los rallyes y sede del Rallye de Finlandia, Jyväskylä.
A la hora de regresar al WRC, Toyota confió en la estructura Tommi Mäkinen Racing y desde allí, en lugar de la sede de Toyota Motorsport GmbH en Alemania, ha sido donde se ha levantado el equipo de rallyes. El trabajo realizado con el desarrollo del Yaris WRC ha dado sus frutos y en apenas un año y medio han conseguido cuatro victorias, dos de Ott Tänak (Argentina y Finlandia 2018), una de Jari-Matti Latvala (Suecia 2017) y una de Esapekka Lappi (Finlandia 2017).
Finlandia es uno de los países con mayor cultura automovilística en toda Europa junto con Francia o Gran Bretaña (más centrada en circuitos por tradición), entre otros, por lo que el impacto de tener un equipo propio en el Mundial de Rallyes (aunque la marca sea nipona) ha supuesto un gran orgullo para ellos. El conocimiento de los espectadores tanto en colocación como a la hora de actuar para ayudar a pilotos que tengan problemas (salidas de pista o estar atascados en una zanja) sirven como modelo, mostrándose la diferencia con respecto a otras pruebas en todo el mundo.
El hecho de tener la sede allí es un gran factor a tener en cuenta para explicar este fenómeno, dado que no se había dado a este nivel con otras marcas en el WRC. Mäkinen fue tetracampeón mundial pilotando para Mitsubishi (ganando sus títulos entre 1996 y 1999), habiendo pilotado también para Mazda, Nissan y Subaru. En esta segunda victoria consecutiva de Toyota en Finlandia – donde han realizado un gran porcentaje de sus test de desarrollo – acudió además nada menos que Akio Toyoda, presidente de Toyota a nivel global.