El estreno real de la nueva generación de vehículos WRC tuvo lugar en el Shakedown del Rallye Mote-Carlo, una puesta en escena con demasiadas cosas a mejorar.
La normativa en cuanto a neumáticos no dejó a los pilotos probar realmente el coche en este tramo. En esta prueba, con mayor incidencia aún si cabe, los neumáticos que se utilizaron para el Shakedown cuentan dentro de los límites establecidos para todo rallye. Ante este dilema los equipos y pilotos tuvieron que tomar algunas decisiones ¿Gastar ruedas de seco, de contacto o con clavos?
El caso es que tenían que gastar un bien muy preciado para los siguientes días de competición. Los poco más de tres kilómetros de pruebas estaban complicados y cada uno los afrontó de manera diferente. Citroën, por ejemplo, decidió usar "slicks", por lo que sus tiempos no deberían casi ni tomarse en cuenta. Los demás desgastaron ligeramente juegos de neumáticos con clavos, pero buscando reservarlos para los metros contra el crono. Así que los cronos del Shakedown no deben ser orientativos de las prestación de cada vehículo.
El horario no ayudó tampoco para valorar los tiempos. En invierno y comenzando a las 16:00, sólo hubo poco más de hora y media de 102. No sólo debieron parar los prioritarios 1 a poner los faros adicionales para las últimas pasadas, sino que los que empezaron a probar a partir de las 18:00, los no prioritarios tuvieron un tramo nocturno completamente.
Se se quiere darle un protagonismo y un sentido real al Shakedown no se puede dejar que neumáticos y horario lo condicionen. Equipos, pilotos y público, que se congregó masivamente para disfrutar del estreno de los nuevos coches, no se lo merecen.