Al más puro estilo Colin McRae. El malogrado piloto escocés, además de victorias y un título mundial, protagonizó varias momentos que los aficionados al automovilismo jamás olvidarán. Varios de sus accidentes le obligaron a realizar esfuerzos inhumanos para cruzar por meta con un coche tremendamente dañado. El finlandés Esapekka Lappi vivió una experiencia similar el pasado fin de semana en la prueba de su país.
El de Toyota aspiró al triunfo hasta que una roca se cruzó en su camino, pero esto no fue lo peor: "Fue una locura de fin de semana. Al principio estábamos cerca y en la pelea, pero luego tuvimos ese impacto de una piedra contra la luna delantera. Fue difícil conducir así, a veces era como un retrovisor y el sol iba directamente hacia mi cara. Lo principal después de eso era asegurar el podio, que pintaba bien hasta que volcamos".
Un error al juzgar las condiciones de la curva ocasionó un incidente que causó "una sorpresa grande" al finlandés. El desgaste del firme le jugó una mala pasada e hizo peligrar un podio que acariciaba: "En la primera pasada había comprobado esa curva y sentí que había más espacio para salir abierto, pero cuando llegamos había una rodera justo antes de la zanja. Dimos tres vueltas de campana, fue una sorpresa grande".
"El radiador tenía una fuga y había liquido de la dirección asistida en el parabrisas. No fue fácil, especialmente en los saltos, ya que no teníamos carga aerodinámica ni techo. Janne tenía que gritarme las notas, no las podía escuchar bien con el viento. Fue realmente complicado. Hicimos un gran esfuerzo y afortunadamente terminamos en puestos de podio. Quizás hubo demasiados acontecimientos en este rally", concluye Lappi.