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Esapekka Lappi, en una entrevista al blog de Nicky Grist Motorsports, ha sido más bien crudo con su primera mitad de temporada 2019 dentro del Campeonato Mundial de Rallyes. El piloto finlandés, en su primer año en Citroën Racing, está teniendo muchos más problemas de los previstos, sobre todo en lo que respecta a adaptar su estilo de conducción al Citroën C3 WRC.
Lappi cuenta en estos momentos con 40 puntos en ocho carreras, lo que le sitúa en novena posición de la general, entre los últimos dentro de los pilotos oficiales. Su año ha estado marcado por varios sustos, trompos y salidas de pista, siendo la excepción el segundo puesto que salvó en el Rallye de Suecia, justo donde falló su compañero de equipo y vigente campeón mundial Sébastien Ogier.
“Ha sido una mierda, no hay mucho más que decir. Un buen resultado no arregla las cosas. Ha sido muy difícil, pero tenemos que mejorar nuestros resultados. También ha habido muchos fallos míos. El feeling al conducir es bueno pero no se muestra en los tiempos y después se tiende a conducir por encima del límite que lleva a cometer errores. También hemos alcanzado el límite de homologación para esta temporada, por lo que no podemos traer piezas nuevas que puedan ayudar”, declaró Lappi.
“Me di cuenta en Suecia. Allí, en un rallye muy familiar, vi lo complicado que era conducir. Mi estilo de conducción causa retos con este coche. Confiaba en que podía cambiarlo, pero no puedo cambiarlo tanto como debería. En Portugal dimos un paso al frente. Igual teníamos piezas nuevas pero no me lo dijeron. Sin embargo, no hay combinación de diferenciales para tener lo que yo querría. Se podría hacer 50/50, pero en esa otra mitad perderíamos rendimiento. Y si tomamos esa combinación entonces ha de estar para los próximos cuatro rallyes también. Comparado con el Toyota de 2017 es muy similar. El morro se levanta un poco por la falta de aerodinámica. Sin embargo el coche no responde como el Toyota”, continuó.