El problema de las chicanes

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Con la llegada de los nuevos World Rally Car más potentes y rápidos, la cuestión de vigilar la velocidad media en los tramos ha sido un tema algo más tenso que en pasadas temporadas del Campeonato Mundial de Rallyes. Esto se ha dado con mayor intensidad en rallyes como Suecia, Polonia o Finlandia, donde los tramos tienen un mayor porcentaje de rectas, pero lo cierto es que en muchos rallyes se han alcanzado unas velocidades medias bastante imponentes.

La solución más simple hasta el momento es la de colocar chicanes en las rectas de manera que se reduzca la velocidad donde se vea más pertinente, sea con un muro de neumáticos, balas de paja o bloques de cemento. Ahora bien, muchos pilotos y los propios organizadores no están muy a favor de la idea, ya que es una medida demasiado ‘artificial’ y resta algo de valor al espectáculo del WRC.

Pero los problemas no acaban ahí: para que estén ahí, las chicanes han de estar ya desde los reconocimientos varios días antes de la prueba – pero una vez acaben los reconocimientos en el tramo concreto, es necesario retirarlas. Para cuando se celebre el tramo, además, es importante que las protecciones estén en el mismo punto exacto, sin variar para que no se altere la velocidad y la trazada que los equipos tienen apuntados en las notas.

Del mismo modo, es también necesario que en caso de que se mueva una chicane ha de recolocarse tan pronto sea posible. Como bien informa el veterano periodista Martin Holmes en el medio Autosport, otro problema es que por el momento no hay penalizaciones para quien golpee la chicane – el motivo es que se preveía que con el daño que podían recibir los coches en caso de impacto ya era penalización suficiente.

Pero todo esto no hace sino esconder un gran problema: el hecho de que algunos organizadores de rallyes son incapaces de encontrar zonas que no sean demasiado rápidas y puedan afectar a la seguridad. Ahora mismo se puede competir en un tramo donde las velocidades sean demasiado altas y haya zonas peligrosas (como acantilados, por ejemplo) siempre y cuando haya una parte del tramo que sea mucho más revirada, reduciendo la velocidad media a cifras aceptables. Y esto es complicado de frenar a base de neumáticos o balas de paja.