De niños solo les queda la cara
Crecen en paralelo reventando récords de precocidad
Si me ciño a lo que veo, son poco más que dos caras exentas de vello que derrochan inocencia. Si me ciño a lo que hacen, son dos talentos superlativos que han puesto patas arriba al mundo de los rallyes. Y con 17 y 18 años, por cierto, que tienen los veteranos.
A las hazañas de Kalle ya estamos más habituados. Que por habitual, no dejan de seguir siendo de otra galaxia. A las de Oliver también, pero de otra forma. Hasta ahora ha venido compitiendo en rallycross o en rallyes de campeonatos alejados de comparativas. Menos este fin de semana, que se ha plantado en Letonia con el desparpajo, la velocidad y la solidez necesaria para vencer al vigente campeón del ERC: Alexey Lukyanuk.
Que te digan que esto lo ha conseguido un niño que aún no tiene carnet de conducir, da que pensar. Sobre todo, en cómo se trabaja la cantera en los países nórdicos –Letonia permite competir en rallyes desde los 16 años-, de donde salen muchísimos pilotos que llegan a ser asiduos destacados en campeonatos importantes.
Y también, por supuesto, en el trabajo y la dedicación que han empleado Petter Solberg y Harri Rovanperä para conseguir una mezcla homogénea entre sus conocimientos y experiencia con las mañas de sus retoños.
Las facilidades y oportunidades que se dan en los países del norte de Europa para la práctica del automovilismo, ligado a dos talentos excepcionales tutelados por dos nombres ilustres del WRC como Harri y Petter, no puede desembocar en otro mar que no sea el campeonato del mundo de rallyes.
Tiempo al tiempo, sí. Pero el futuro está garantizado.
Otras noticias
