En una era en la que no parecemos cansarnos de referencias a tiempos pasados, Citroën Racing ha homenajeado sus 100 años de existencia en la decoración del Citroën C3 WRC con los que competirán en la temporada 2019 del Campeonato Mundial de Rallyes. Un cambio de apariencia muy notable para un año en el que quieren cambios radicales en términos de resultados: dicho en términos culinarios, darle la vuelta a la tortilla. Y sobre alta cocina en Francia, su haute cuisine, entienden lo suyo.
Su declive de resultados llegó en 2013, el primer año en que Sébastien Loeb dejó de correr a tiempo completo (disputó algunas pruebas, pero su última temporada completa fue 2012 cuando logró su noveno campeonato consecutivo). Desde entonces llegó el imperio Volkswagen con Sébastien Ogier, un hombre que se curtió en el seno de Citroën, cuya rivalidad con Loeb causó tensión y el proyecto de los alemanes, así como la invitación de Carlos Sainz a unirse a ellos, le convirtió en un campeón mundial.
La racha de Ogier ha continuado en M-Sport, que ha puesto toda la carne en el asador para batir a Hyundai, Citroën y los recién llegados Toyota. Pese a ser el único equipo que funciona como privado en la máxima categoría del WRC, con ellos el francés logró alzarse en 2017 y 2018. Mientras tanto, Citroën ha sufrido para siquiera domar su C3 WRC, el cual sólo ha anotado victorias con Kris Meeke – expulsado del equipo y ahora militante de Toyota – y Loeb, que se quedó sin sitio para correr en el Grupo PSA y en 2019 afronta un programa parcial con Hyundai compartiendo coche con Dani Sordo.
El C3 WRC tenía una buena receta, pero a la hora de prepararlo había errores, que ya se notaron cuando el coche era demasiado nervioso en Monte-Carlo 2017. Tanto, que en zonas rápidas el antiguo DS3 WRC que en ese rallye llevaba Craig Breen era más estable y podía meter la sexta marcha mientras que el C3 WRC iba en quinta. Se detectaron problemas en la geometría de la suspensión y, poco a poco, se ha ido modificando este apartado hasta tener un coche que hoy día está mucho más a la altura, habiendo pasado por manos como las de Breen, Meeke, Stéphane Lefebvre, Mads Ostberg o Andreas Mikkelsen.
Ahora bien, la tarea de llevarlos en 2019 no es de ninguno de ellos, sino de un retornante Ogier junto con Esapekka Lappi. Ya han realizado los test de pretemporada, pudiendo probar en diferentes condiciones (tanto asfalto o tierra como nieve) para avanzar en materia de reglajes. Uno proviene de M-Sport y otro de Toyota, pudiendo dar feedback para mejorar el C3 WRC.
Frente a ellos tienen a una competencia de 5 estrellas Michelin (suministrador de neumáticos oficial del WRC), empezando con Hyundai que alineará a Thierry Neuville, Andreas Mikkelsen, Sordo y Loeb con el objetivo de asegurar el título de marcas por primera vez en su historia. Toyota, actuales campeones de marcas tras tan solo dos años en el WRC actual, también es una fuerza a batir con Ott Tänak, Meeke y Jari-Matti Latvala. Tampoco se puede descartar lo que puede hacer M-Sport con Teemu Suninen, Elfyn Evans y, al menos en las primeras pruebas del año, Pontus Tidemand.
Este año el equipo presenta a Ogier y Lappi, prescindiendo de un tercer integrante del equipo que puede perjudicar a sus opciones al título de marcas para centrar todos sus esfuerzos en que esos dos C3 WRC funcionen como un reloj suizo. Todas las piezas han de encajar en su sitio, pues un programa deportivo de primer nivel debe justificar su inversión ya que, a fin de cuentas, la actividad principal del Grupo PSA es la de vender sus modelos de calle. PSA también tiene otro plato para gustos diferentes: el programa de DS en la Fórmula E, donde compite junto al equipo Techeetah y son uno de los equipos con mayores opciones a triunfar en esta temporada 2018/2019 con los Fórmula E de segunda generación.
Con todo este espectáculo listo para servirse sobre la mesa, uno ya puede irse lavando las manos además de frotárselas. En Monte-Carlo, plato que se sirve bien frío en los Alpes franceses, empezará una cata de primera calidad con degustaciones de varias partes del mundo. Eso sí, quien vaya al rallye esperando croquetas… ¡mejor que se quede con las de la freidora!