Citroën Racing ha organizado cuatro jornadas de test de cara al Rallye de Polonia, próxima prueba del Campeonato Mundial de Rallyes. El equipo de Yves Matton tiene como objetivo arreglar las carencias del Citroën C3 WRC para convertirlo en el coche ganador que debía haber sido desde el comienzo de la temporada en Monte-Carlo.
Si bien se esperaban grandes cosas del C3 WRC, lo cierto es que hasta ahora ha sido una decepción sobre todo por el comportamiento que ha mostrado en pista: nervioso, inestable e incluso difícil de reglar. El potencial está visible después de la victoria de Kris Meeke en México y los múltiples quintos puestos que ha logrado Craig Breen en sus diversas apariciones.
Meeke – que colaboró en el desarrollo del coche aprovechando sus estudios en ingeniería – ha sido también el protagonista de una serie de accidentes a lo largo de la temporada, varios de ellos con vueltas de campana incluidas. Tras sumar su quinto cero de la temporada (sólo ha puntuado en Suecia y México) el británico se quedará sin competir en Polonia, cediendo su asiento a Andreas Mikkelsen. Mikkelsen tiene también una aportación importante al test, pues antes de Argentina probó el Hyundai i20 Coupé WRC y durante 2016 estuvo a los mandos del prototipo del Volkswagen Polo R WRC que jamás llegó a competir.
De este modo, Citroën Racing va a dedicarse en cuerpo y alma en el desarrollo del coche para batir a M-Sport, Toyota Gazoo Racing y Hyundai Motorsport, tal como cuenta el medio Rallye Magazin. La carrera de desarrollo entre los equipos se vuelve cada vez más vital: un ejemplo es el de M-Sport, cuyo Ford Fiesta WRC se está volviendo cada vez más refinado y ya ha acumulado dos victorias consecutivas con los esfuerzos de Sébastien Ogier y Ott Tänak – además de la victoria que se le escapó a Elfyn Evans en Argentina por siete décimas.