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El dieciocho de octubre de mil novecientos noventa un madrileño de veintiocho años de edad se proclamaba campeón mundial de rallyes a bordo de su Toyota Celica ST-165 GT-Four. Cuatro victorias a lo largo de la temporada fueron suficientes para que Carlos Sainz superase a los pilotos de Lancia Didier Auriol y Juha Kankkunen – cortando la racha de triunfos de la marca italiana que comenzó en 1987.
Sus triunfos en el Rallye Acrópolis, Nueva Zelanda, 1000 Lagos (siendo el primer piloto no nórdico en conseguirlo) y el RAC le dieron un total de 140 puntos, récord que apenas duró un año – pues él mismo logró 143 en 1991, mientras que Juha Kankkunen consiguió el título de ese mismo año con 150. Su constancia también le otorgó el título de campeón de rallyes de Asia-Pacífico en 1990, pues el calendario del certamen se componía en buena parte de pruebas mundialistas.
Aquella victoria en el Acrópolis (uno de sus eventos talismán a lo largo de su carrera) fue además el primero en el WRC, el primero de los veintiséis que lograría en sus ciento noventa y seis participaciones desde su debut en 1987 con el Ford Sierra RS Cosworth del Malboro Rally Team en Portugal. Ahora bien, el momento en que se definió su corona fue aquel Rallye Sanremo celebrado hace ya veinticinco años: pese a que Auriol y Kankkunen lograron el doblete para Lancia, Sainz sólo necesitó ocupar el tercer escalón del podio para asegurar su primer título mundial. Se trataba de su octavo podio del año, cifra que se elevó a nueve cuando terminó el año con victoria en tierras británicas.
En doce pruebas, Sainz y Luis Moya subieron al podio en nueve ocasiones – se retiró en Portugal y quedó cuarto en el Rallye Safari, además de no haber participado en el Costa de Marfil como todos los pilotos de los equipos oficiales. En comparación, Auriol consiguió tres victorias, un segundo y un tercero, sumando ceros en seis pruebas distintas (tres de ellas por abandono) al igual que su compañero Kankkunen – el finés logró ganar en el Rallye de Australia, mientras que Miki Biasion hizo lo propio en Portugal y Argentina.
Así fue como Sainz, en menos de cinco años, pasó de campeón nacional (1987 y 1988 con el Sierra RS Cosworth) a mundial con Toyota. En 1992, a bordo del Celica Turbo 4WD ST-185, sería cuando lucharía a brazo partido contra Lancia una vez más para hacerse con su segunda corona mundial. Veinticinco años después, ‘El Matador’ se prepara para una nueva edición del Dakar (que ya ganó en 2010) a bordo del Peugeot 2008 DKR 16 – vehículo que en su debut en el Rallye de Marruecos se ha mostrado más que capaz de liderar incluso ante rivales como los Mini All4Racing de X-Raid.