Mucho queda por descubrir tras esa cara aún ausente de vello. Tal vez, y más que por descubrir, por pulir. Porque el talento está y más que descubierto, brotando de las mañas de un niño que está llamado a tener el hábito de descorchar botellas de “champagne” alrededor del mundo.
Finés, de descendencia con pedigrí, con un talento superlativo y el carácter intrínseco a esta “raza”. Y 18 años. Lo tiene todo, el muchacho.
La velocidad se le desborda, por ponerle un tamaño. Sirve de ejemplo el Rally de Gales 2018 como exhibición más reciente. Apaleó a todo un batallón de R5 -incluyendo a Pontus Tidemand, su compañero en Skoda y vigente campeón entonces- que competían dentro del WRC2 como si llevase un coche de otra categoría. Recital y victoria en el rally. Y como esta, alguna otra.
Pero no todo son flores. En lo que va de temporada ha estado en Monte-Carlo, Suecia y Córcega. Y en todos ellos ha acabado con el Fabia maltrecho al salirse de la carretera.
El campeonato del mundo es lo que tiene, que no perdona. Ni siquiera a quien, presumiblemente, será su futuro campeón. Y esto es parte del proceso, de las fases en las que se va puliendo el diamante que llegará a ser. Por supuesto, llevará su tiempo, más aún cuando las máquinas son tan exigentes como las de hoy y el nivel de los pilotos está en la estratosfera.
Así que calma, Kalle.