Citroën está de celebraciones especiales tras la victoria de Yoann Bonato en el Rallye Lyon-Charbonnières, la primera conseguida en el palmarés del nuevo Citroën C3 R5. Bonato y su copiloto Benjamin Boulloud, campeones franceses de asfalto en 2017, se impusieron ante Jéremi Ancian (Ford Fiesta R5) por 48,7 segundos y Bryan Bouffier (Hyundai i20 R5) por más de un minuto de diferencia.
Ahora bien, esta victoria ha llegado un 21 de abril, una fecha muy marcada para Citroën Racing: de hecho, ha llegado justo cuando se cumplen 19 años de aquella victoria en el Rallye Catalunya-Costa Daurada de Phillipe Bugalski con el Citroën Xsara Kit Car. Fue una victoria más que sonada, dado que el Kit Car fue capaz de imponerse por primera vez a los World Rally Car en una prueba del Mundial de Rallyes.
Aquella victoria – en una prueba que lideró Chus Puras hasta su abandono en la segunda etapa – llamó la atención pues se entendió que la normativa de los Kit Car les favorecía bastante, sobre todo en asfalto (además, Citroën había hecho un gran trabajo con el Xsara Kit Car, habiendo sido desarrollado con todos avances realizados en el Peugeot 306 Maxi Kit Car). Bugalski volvería a ganar en el Tour de Córcega poco después, esta vez con Puras en segunda posición.
El contexto del Xsara Kit Car y del C3 R5 son bastantes diferentes: uno fue el encargado de liderar la ofensiva de Citroën de cara a su ascenso hasta la categoría máxima mientras que el otro es un coche pensado para que compitan con él pilotos privados, pues el equipo oficial ya cuenta con el C3 WRC para ganar rallyes de la máxima categoría – es decir, la normativa R5 es mucho más estricta y regulada que la de los Kit Car, con todas sus ventajas e inconvenientes. No obstante, el haber ganado una prueba del campeonato francés en su primer mes de vida muestra que es un coche que desde el principio ha nacido rápido, un arma mejor que su antecesor, el Citroën DS3 R5.
El Xsara fue considerado por muchos como el mejor Kit Car jamás creado, nacido en los últimos años de la categoría con toda la experiencia de años anteriores y un nivel de desarrollo espectacular, impensable a día de hoy para un coche que no era de la categoría máxima. En cambio, el C3 R5 tiene la tarea de enfrentarse a otros R5 muy fuertes como el Ford Fiesta R5 o el Skoda Fabia R5, empezando con buen pie una carrera de desarrollo en la segunda división de los rallyes.