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Corría el año 1998 y Carlos Sainz competía para Toyota en el Campeonato Mundial de Rallyes. Junto a sus tareas como piloto oficial con el Corolla WRC, el piloto madrileño formó parte de un test con el GT-One TS020, la bestia que la marca nipona preparaba para asaltar las 24 Horas de Le Mans, en el Circuit de Catalunya.
Sainz había tenido varios éxitos en fórmulas inferiores hasta llegar a la Fórmula Ford 2000, momento tras el cual dio el salto a los rallyes, logrando el palmarés que ya es por todos conocido. Su actuación fue seguida por un piloto de Porsche que también se encontraba probando ese día en Montmeló. Este piloto no era otro que Allan McNish, quien ese mismo año lograría la victoria en La Sarthe a bordo del Porsche 911 GT1.
Al principio, Sainz tenía problemas para llevar el coche en línea recta, según cuenta el propio McNish, que le seguía en el 911. No obstante, el madrileño fue mejorando con el paso de las vueltas y, en torno al final de la jornada el escocés vio pasar ese mismo Toyota, pensando que estaba Martin Brundle – quien compitió tanto en 1998 como en 1999 para el equipo japonés – volante. No obstante, al llegar a boxes se encontró con quien era el piloto de aquél TS-020.
“Estaba fuera de la pista al final de aquél día y pasó el Toyota. Pensé hacia mis adentros que Brundle estaba yendo rápido. Pero cuando llegué a boxes descubrí que era Sainz quien estaba en el coche. Recuerdo que había sido menos de un segundo más lento que Brundle tras dos tercios del día en el coche. Era impresionante teniendo en cuenta que al principio del día le estaba siguiendo y apenas podía llevarlo recto. La dirección en ese coche, como yo descubriría al año siguiente, era muy directa”, dijo McNish según Autosport.
Una lista del mismo medio cita a Sainz como uno de los mejores pilotos de la historia que jamás participó en una carrera de Fórmula 1. Otros nombres de esa lista son Tom Kristensen (antes de sus nueve victorias en Le Mans probó para Minardi, Tyrrell y Williams) y Sébastien Loeb, sin ir más lejos. Es una muestra del pedigrí del apellido Sainz y hoy día ha llegado a la categoría reina de la mano de su hijo, quien ha demostrado capacidad para hacer grandes cosas ante toda clase de adversidades – pese a los problemas en su pitstop y en su propulsor Renault, consiguió terminar noveno en su debut, uniéndose al selecto grupo de pilotos que logran estrenar su casillero en su primera aparición.
Hay más fotos disponibles de aquel test de Sainz con el TS020 en este enlace.