Y se hizo el Bugatti Chiron
El vehículo más rápido del mundo vuelve a provenir de Francia con casi 1.500 caballos
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Bugatti ha logrado superar todos los esfuerzos que ha realizado a lo largo de este siglo con el Veyron presentando en el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra su sucesor: el Chiron. La nueva obra de arte del fabricante francés es el coche más rápido, lujoso y potente de producción en el mundo.
La potencia descomunal que ha anunciado la marca es de 1.479 caballos, provenientes de un W16 8.0 con cuatro turbocompresores – alejándose de la idea de motores híbridos como el McLaren P1, Ferrari LaFerrari y Porsche 918. La caja de cambios acoplada a este titán es la de siete velocidades y doble embrague del Veyron reforzada para aguantar la mayor potencia, administrando los casi 1.500 caballos a las cuatro ruedas que soportan las dos toneladas de peso.
“Si hubiéramos optado por lo híbrido hubiéramos añadido más peso. Tendríamos problemas de espacio también, ya que este coche no tiene zonas donde colocar elementos adicionales, habría que cambiar el estilo. Vamos a subir el nivel en términos de velocidad punta, vamos a subir la potencia en un veinticinco por ciento, la aerodinámica es mejor. No necesitábamos un híbrido”, sentencia el CEO de Bugatti Wolfgang Durheimer.
El par motor es de 1.600 Nm, desenvolviéndolo entre las 2.000 y 6.000 revoluciones por minuto (es el setenta por ciento del rango del motor). El sistema activa dos turbos hasta las 3.800 revoluciones, encendiendo los otros dos a partir de esa cantidad para mejorar la respuesta del motor. El Chiron acelera de 0 a 100 en menos de 2,5 segundos, pasa a 200 en 6,5 y en menos de 13,6 la bestia de Molsheim ya ha tocado los 300 kilómetros por hora. Estas cifran superan a las del McLaren P1 en 2,9 segundos y las del Veyron Super Sport en un segundo. La velocidad punta oficial del Chiron es de 420 kilómetros por hora, superando la marca del Veyron Super Sport y sus 1.183 caballos.
Ahora bien, el Chiron también es un vehículo sediento: los cien litros de combustible que su tanque puede llegar a albergar se pueden agotar en apenas nueve minutos a toda potencia, según el medio británico Top Gear. En comparación, el Veyron agotaba esta misma cifra en doce. Otro problema era la refrigeración, necesitando 800 litros de refrigerante y 60.000 litros de aire por minuto a través de diez radiadores. Incluso el sistema de escape es superlativo en el Chiron, con seis salidas en total: cuatro por detrás y dos apuntando hacia abajo para reproducir el efecto de los escapes soplados que fue inventado en la Fórmula 1 años atrás por Adrian Newey. Los dos catalizadores en el sistema de escape tienen seis veces el tamaño del de un vehículo normal.
El monocasco de fibra de carbono (cada uno de ellos tarda cuatro semanas en fabricarse) tiene una rigidez similar a la de un vehículo de la clase LMP1 de resistencia. El precio final de esta obra de arte es de 2,4 millones de euros, siendo pensado para clientes exclusivos a partir del otoño de 2016. De las 500 unidades que se van a producir ya se han adquirido 120 – para hacerse una idea de la clientela de Bugatti, la marca ha comentado que de media poseen sesenta y cuatro coches, tres jets, tres helicópteros y un yate. Un vehículo excepcional, que pese a los tiempos que corren y a momentos como el Dieselgate, el Grupo Volkswagen ha sabido llevar a buen puerto.
