BMW ha apostado muy fuerte por los coches eléctricos con sus dos primeros lanzamientos de su nueva línea i, y los que les seguirán. El i3 100% eléctrico con su monocasco de fibra de carbono será el que se lleve el grueso de las ventas, pero el verdaderamente seductor es el i8.
Con un diseño de lo más futurista, este deportivo combina la propulsión del eje trasero mediante un motor térmico de 1.5 litros y 231 CV, y la tracción del eje delantero con un motor eléctrico de 131 CV. Suficientes para acelerar de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos y alcanzar los 250 km/h de velocidad máxima limitada.
Por aspecto y prestaciones cumple como verdadero deportivo, pero ¿cómo es el funcionamiento de todo ese entramado en una conducción decidida? Al parecer no funciona de forma tan eficaz como ocurre en un P1 (algo que no es ninguna sorpresa), pero virtudes como su capacidad de rodar en modo puramente eléctrico y su personalidad, lo compensan.