Con su motor colocado en posición central, los Cayman y Boxster siempre han estado al acecho del 911 con su particular disposición de motor colgado por detrás del eje trasero. Para no poner a su joya de la corona en apuros, en Porsche nunca han lanzado versión Turbo de los biplaza, pero sabedores también de que hay mercado que demanda algo más que un S, en esta generación se han atrevido a lanzar los nuevos GTS.
Los GTS usan el mismo motor bóxer de 6 cilindros y 3.4 litros de los S, pero le sacan 15 CV más de potencia y 10 Nm más de par. Así el Boxster GTS se presenta con 330 CV y el Cayman GTS con 340 CV, que les ayudan a mejorar ligeramente las prestaciones de los S.
La aceleración de 0 a 100 km/h con el cambio de doble embrague PDK cae en 4,6 segundos en el Cayman GTS y una décima más tarde en el roadster, mientras que la velocidad máxima se cifra en 285 y 280 km/h para uno y otro (este dato pertenece a los manuales). Los consumos aumentan 0,2 litros respecto a los S, con valores medios de 8,2 y 9 l/100 km según lleven la caja PDK o la manual.
Para garantizar el dinamismo y poder cambiar el carácter del coche según las necesidades, Porsche incorpora de serie en los GTS la suspensión adaptativa PASM y el paquete Sport Chrono. Los neumáticos 235/35 delante y 265/35 detrás sobre llantas Carrera de 20 pulgadas, también son de serie.
Distinguirlos será fácil gracias a los nuevos paragolpes con splitter el delantero y con difusor dividido en secciones el trasero. Los grupos ópticos oscurecidos y las letras de denominación del modelo en negro, son otros rasgos delatores.
En su interior los asientos deportivos y los tapizados en cuero y sobre todo alcántara con costuras en contraste, marcan la diferencia.
Ambos modelos se lanzarán al mercado a partir de mayo, con los siguientes precios para el mercado español:
Boxster GTS: 81.039 €
Boxster GTS con PDK: 81.160 €
Cayman GTS: 85.383 €
Cayman GTS con PDK: 85.344 €
Como ocurre con otros modelos de Porsche, el sobrecosto que supone el cambio opcional PDK no se refleja en el precio final, ya que al tener un menor consumo quedan en un escalón inferior del impuesto de matriculación.