En duda la continuidad del Nissan GT-R

Creo que no hace falta que me moleste en explicar porque el Nissan GT-R nos gusta tanto, ese portento de la técnica capaz de igualar en prestaciones a coches que le superan por mucho en precio. Nissan dejó asombrado al mundo cuando lo puso a la venta en 2009, y desde entonces no ha parado de recibir alabanzas (hay críticas también, pero las menos). ¿Motivo más que suficiente para continuar con esta estirpe? Pues en principio parece que no.

Desde Inside Line ponen en duda la continuidad de la saga GT-R, al menos en el plazo razonable (deberíamos ver un nuevo modelo como mucho en 2015). Ya que en Nissan no hay nada planeado sobre el sustituto, y Carlos Ghosn (CEO de Nissan) de momento no tiene en mente ordenar el comienzo de su desarrollo.

Las razones de esta aparentemente inexplicable decisión parecen ser varias, algunas relacionadas con el actual GT-R, otras con su sustituto y otras con modelos totalmente ajenos al gran deportivo.

Por un lado están las ventas del propio GT-R, que aunque al principio fueron muy buenas, una vez pasada la novedad han ido cayendo. Y es que aunque el Nissan ofrece unas prestaciones similares a la de deportivos que lo doblan en precio, los 100.000 euros que ha alcanzado ya en mercados como el nuestro, lo ponen al alcance de pocos clientes. Clientes que en su mayoría pueden optar también a esos deportivos de renombre, que son mucho más seductores que el efectivo pero ya algo trillado Nissan.

Por otro lado está la obligación por parte de Nissan de superarse. Mejorar el GT-R manteniéndolo en precio no es nada sencillo, y menos cuando su sustituto debería incorporar casi obligatoriamente algún propulsor híbrido, al estilo del futuro Honda NSX. Algo que Nissan no tiene preparado y que de llevarse a cabo, alargaría el proyecto algunos años.

Y por último, está el incordio del Leaf. El eléctrico no está funcionando tan bien como esperaban, pero es un proyecto que ha costado mucho dinero y que de ningún modo se puede abandonar. Eso significa que va a seguir necesitando más recursos de los que genera durante un tiempo, y obligatoriamente algún otro tendrá que perder los que le correspondían. En este caso, el GT-R de nueva generación.

Pero como he dicho al principio, no hay que tomarse esto como la muerte del GT-R, sino más bien como una sustitución que tardará algo más de lo habitual en llegar.