Hace unos días McLaren nos presentó su nuevo 650S, pero se dejaron por el camino las especificaciones. Y quizás fue porque lo más revolucionario de este renovado 12C es su aspecto con cara de P1, ya que las prestaciones son casi calcadas a las del modelo del que deriva.
Haciendo uso del mismo V8 Twin Turbo, aunque con 25 CV extras para llegar hasta los 650 CV, y de la caja de cambios de doble embrague con 7 relaciones, el 650S calca la velocidad máxima del 12C: 333 km/h. Eso sí, con un mayor apoyo aerodinámico (a 240 km/h es un 24% superior).
Los registros de aceleración tampoco son muy diferentes, pasando de 0 a 100 km/h en 3,0 segundos (0,1 s menos), de 0 a 200 km/h en 8,4 segundos (0,6 s menos) y de 0 a 300 km/h en 25,4 segundos. En las carreras de aceleración, el famoso cuarto de milla (400 metros), el 650S cruzará la línea de meta en 10,5 segundos a una velocidad de 224 km/h, suficiente para vencer a un 12C, que necesita 11 segundos para alcanzar la meta rebasándola a 214 km/h.
En lo que respecta a la frenada, la ventaja del 650S está en que cuenta de serie con los frenos carbocerámicos. Con ellos consigue detenerse por completo desde 100 km/h en 30,7 metros, distancia que aumenta hasta los 123,5 metros si la velocidad a la que circula es de 200 km/h.
Las distancias de frenado para un 12C son las mismas, lógico cuando ambos montan el mismo equipo de frenos (opcional en el 12C) y pesan prácticamente igual. Un 12C arroja un peso vacío de 1.340 kg, mientras que un 650S apenas le recorta 10 kg quedándose en 1.330 kg.
Como puedes comprobar con las frías cifras, lo mejor del 650S respecto al 12C es su cara de P1, suponiendo que eso sea algo bueno porque no se trata de una inspiración, sino de una descarada copia.