El Juke-R, ese fantástico proyecto de Nissan que ha acaparado la atención de medio mundo durante semanas, parece que no gusta a todo el mundo. Algo lógico pues tiene que haber gustos para todo, eso no es sorprendente, lo que es sorprendente es que donde están descontentos con el Juke-R sea en su propia casa.
El problema no viene de que el resultado final haya sido malo, sino de la falta de información entre los propios departamentos de Nissan. El proyecto ha sido llevado a cabo por el Centro Técnico de Nissan en Europa, concretamente en el Reino Unido, y al parecer su puesta en marcha se llevo a cabo sin la aprobación de la sede de Nissan en Japón.
Eso ha hecho que los directivos japoneses se hayan encontrado de lleno no solo con el Juke-R ya en camino, sino también con la enorme campaña de publicidad que se había organizado a su alrededor. Y pese al gran trabajo que se ha realizado consiguiendo encastrar las tripas de un GT-R en el minúsculo cuerpo de un Juke, a los jefes no les ha gustado.
Su justificación para mostrar su descontento es que ven como un desprestigio el coger a la estrella de la casa para desmontarla y trasplantarla a un simple utilitario. Una razón cuanto menos discutible, pues este proyecto es una concesión para los fanáticos del motor que sirve para mejorar tanto la imagen del Juke como la de la propia Nissan, a la vez que vuelve a poner al GT-R en boca de todos. Será difícil que alguien vea desprestigiado al GT-R al ver al Juke-R.
Ya no creo que los directivos de Nissan en Japón se muestren satisfechos públicamente con el Juke-R, pero en el fondo seguro que les gusta casi tanto como a nosotros.
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