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El Citroën GS cumple 45 años desde su llegada al mercado en 1971, año en el que logró el galardón de Coche del Año en Europa de 1971 después de haber sido presentado un año antes en el salón de Paris. El GS fue innovador en todos los aspectos, tanto en la evolución que representaba a nivel tecnológico como en las opciones que ofrecía en su equipamiento.
Entre los diferentes elementos que conforman su carta de presentación está su motor más conocido, el propulsor de cuatro cilindros y 60 caballos capaz de alcanzar una velocidad máxima de 150 kilómetros por hora. Otros detalles fueron los cuatro frenos de disco (en lugar de los de tambor), chasis de aleación ligera o suspensión hidroneumática, uno de los elementos que caracterizó con fuerza a la marca de los dos chevrones durante décadas.
Por dentro era capaz de adelantarse a su época gracias a la mano del diseñador Michel Harmand – el mismo hombre encargado del CX. El freno de mano integrado y el velocímetro en forma de lupa son algunos aspectos destacables del GS, que recibió un restyling de cara a 1976 y evolucionó en la década de los ochenta al GSA.
Para entonces, ya se fabricaba en la planta de Vigo, de la cual llegaron a salir un total de 153.983 unidades a lo largo de toda su historia – se ensambló en exclusiva en los últimos años de su vida, entre 1984 y 1986. En total se produjeron 2.440.610, 478.000 en versión Break.
Pero lo más revolucionario de todos sus elementos era su motor opcional: un propulsor Wankel de un solo rotor en el que se producen los cuatro tiempos de combustión (tres veces por cada giro del rotor, que tiene forma triangular). Este motor desarrollaba 104 caballos y una velocidad máxima de 175 caballos. Pese a sus menores vibraciones y silencio en la conducción, la crisis del petróleo condenó al Wankel (de hecho, Mazda fue la única que se atrevió con este diseño) reduciendo su producción a 1974 y 1975 debido al alto consumo con respecto al de cuatro cilindros.